La vacuna del papiloma comienza su periplo por los tribunales de justicia por los daños que causa. La Audiencia Nacional ha registrado la primera de una larga serie de demandas judiciales por los daños que han causado la administración sanitaria y el laboratorio fabricante con la vacuna del papiloma.
El proceso que ahora comienza trata de encontrar justicia por los primeros casos registrados en nuestro país en el año 2009 en la Comunidad Valenciana. Las familias afectadas están organizadas en torno a la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP). La demanda se basa en la conculcación del derecho fundamental a la información en materia de salud.
El Ministerio de Sanidad y la entente de laboratorios Sanofi Pasteur, Merck, Sharp and Dohme(MSD), productores de Gardasil, marca de la vacuna del papiloma protagonista de esta primera demanda, tienen la responsabilidad de informar de manera actualizada y veraz, con todos los datos que disponían entonces y no lo han hecho.
Lo que han hecho desde la introducción de esta vacuna en los calendarios vacunales de España es promoción y marketing. La han colocado en el mercado sin que se conozca su auténtica efectividad, sin que esté probada de manera suficiente su eficacia y ocultando muchos de los daños que, con posterioridad, el sistema de fármaco-vigilancia europeo ha recopilado.
Es más, el citado Ministerio ocultó información a las familias afectadas al negar que los daños producidos en las niñas se conociesen con anterioridad, cuando ya estaban notificadas sospechas de reacciones adversas iguales dentro del citado sistema de control de medicamentos.
Los daños que han sufrido y continúan sufriendo numerosas chicas no constaban ni en la ficha técnica ni en el prospecto. Algunos de ellos fueron incluidos con posterioridad. Otros continúan sin avisarse. Por los datos a los que se ha tenido acceso, el número de sospechas de muertes y graves secuelas provocadas por la vacuna del papiloma (la otra marca es Cervarix, fabricada por el laboratorio GlaxoSmithKline) es abultado.
En el caso de la demanda las autoridades sanitarias no investigan los hechos y continúan favoreciendo con su actitud a los fabricantes. Incluso acusaron a las víctimas de padecer trastornos psicológicos, algo que está acreditado que no es cierto.
A esta primera demanda le seguirán otras en los próximos meses. Eso en España pues en Francia hace ya tiempo que también comenzó el proceso judicial de demanda por reacciones adversas. El país vecino no es el único que cuestiona la vacuna (estos días Francia abre el debate sobre posibles daños del aluminio de la vacuna del papiloma). El Gobierno de Japón ha dejado de recomendarla y en India, por ejemplo, llegó a suspenderse la vacunación contra el papiloma por la muerte de varias chicas.
En Estados Unidos las autoridades sanitarias reconocen los daños que provoca y disponen de un sistema de compensación de secuelas, cosa que en España no existe.
No sabemos si falta mucho para que nos cuenten toda la verdad sobre este pelotazo económico disfrazado de bien para la salud. Lo cierto es que las familias afectadas, cada vez más, se han propuesto conseguir justicia. Quizá mediante esta vía consigan que el gobierno declare la ansiada moratoria de esta vacuna que llevan pidiendo desde que comenzó a aplicarse.
Las autoridades españolas actúan como si nada ocurriese. La Agencia Española de Medicamentos acaba de aprobar nuevas indicaciones para la vacuna del papiloma marca Gardasil. Por lo tanto, su promoción o campaña de marketing continúa. Sus miras se amplían. Pero al tiempo crecen las críticas y aumentan los problemas para sus fabricantes. Es la doble vida que lleva una vacuna que aún no ha salido del armario.
Gardasil, también llamada Silgard, tiene nuevos usos. En concreto, lesiones anales precancerosas y cáncer anal relacionados causalmente con los cuatro tipos (de los más de 100) de virus del papiloma contra los que, en teoría, protege este tratamiento.
Incluso están realizándose ensayos clínicos en varios hospitales de España con el fin de conseguir que se apruebe una nueva vacuna del papiloma llamada ProCervix que ya promocionan —pese a que aún no está aprobada— como la primera que más allá de “prevenir” será “curativa”.
Harald zur Hausen, el Premio Nobel de Medicina de 2008, ha estado hace poco en nuestro país y apuesta por vacunar también a los niños contra el virus del papiloma humano.
Este científico reconoce que se producen reacciones adversas graves relacionadas con la vacuna, pero viene a decir que no existe relación de causalidad. Colabora en la desinformación de la población, ¿es que no conoce los datos oficiales de la farmacovigilancia europea? Nosotros sí, y son más que preocupantes. Lo cierto es que el alemán obtuvo el citado premio mientras había en el jurado dos personas de la farmacéutica AstraZeneca, que es quien ha desarrollado el test de detección del virus del papiloma, un claro conflicto de interés que la justicia sueca investigó en su momento.
En apariencia todo va bien para la vacuna. Su trayectoria es un ¿camino de rosas? En los próximos meses veremos en qué sentido se pronuncia la Audiencia Nacional española.
Autor: Miguel Jara
Web: migueljara.com
Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº3