Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha utilizado las flores como el medio más cercano para relacionarse con la naturaleza. En todas las culturas, pero quizá más en la japonesa, estos símbolos han tenido una especial importancia ya que son un medio para poder observar la belleza.
En Japón existe una fiesta llamada Hanami que coincide con el esplendor de la flor del cerezo, muy relacionada con la cultura samurái y la filosofía sintoísta (la importancia de la unión con la naturaleza) y la budista (la existencia efímera), en el que la gente decide ir a parques y lugares públicos a observar la belleza de la flor de Sakura (cerezo). Si pensamos en otras culturas y en la nuestra propia, las flores nos acompañan a lo largo de la vida. En Méjico se realiza el altar de los muertos donde se conmemora a los fallecidos con comida y flores, en Rusia regalar flores tiene mucha importancia siempre que sea número impar ya que el par está reservado a los muertos, la ofrenda a los dioses o adornos.
Las flores nos rodean en nuestro día a día pero no solemos saber exactamente el poder curativo que tienen o cómo la belleza afecta a nuestro cuerpo.
Investigadores de la Universidad de Nueva York hicieron un experimento con voluntarios que vieron 109 imágenes de obras de arte de diferente índole, casi todas poco conocidas.
Posteriormente catalogaron cada una de ellas del 1 (puntuación más baja) al 4 (más alta), mientras se medía a través de Resonancia Magnética Funcional a cada uno de los participantes.
Los resultados de la puntuación mostraron pocas coincidencias en cuanto a la impresión que les causaban; sin embargo, la resonancia indicó que las mismas regiones cerebrales (occipital y temporal) se activaron sin importar la nota dada a la pintura, y en las obras que habían recibido un cuatro se produjeron actividades cerebrales adicionales propias de cada individuo, quizá por eso, cada persona siente la belleza de una manera determinada.
En Ikebana, el estudio del arte floral, la belleza de las flores, junto con el entusiasmo, la implicación y la minuciosidad a la hora de realizar un arreglo floral, nos aporta mejoras en nuestra salud mental y física. Si partimos de la estimulación del hemisferio derecho, el infantil e inconsciente, a través de la música, el arte o la naturaleza, lograremos una satisfacción emocional, donde predomina el sistema parasimpático que produce relajación frente al simpático que nos produce estrés.
Seguro que todos nos hemos planteado: ¿Por qué me siento bien en un bosque? ¿Qué es esa sensación tan agradable después de una tormenta o junto al mar bravo? La respuesta es sencilla: iones. La clorofla que emiten las flores durante el día, las gotas de agua en proceso de agitación emanan ioneis negativos cuyos efectos beneficiosos para el ser humano son múltiples: mejora de los procesos respiratorios, cardiacos y metabólicos, disminución de la ansiedad, mayor apetito sexual, recuperación de la memoria, analgesia, etc. La naturaleza nos rodea, nos cuida, nos proporciona placer y satisfacción, nos ayuda a mejorar nuestros procesos vitales y nosotros debemos responderle. En la Fundación Moa, que realiza cursos sobre arte floral, se le da mucha importancia a este dato, donde cuidar las flores es vital en nuestro propio proceso de curación. La terapia floral más básica consiste en:
- -Escoger lentamente una flor entre varias, como si realmente conectaramos con ella, dejando a ese cerebro de niño que escoja sin pensar en la que quedaría mejor en mi casa o dejándonos llevar por nuestros gustos en cuanto al color o al tipo se refiere. Que hable aquello que llamamos intuición.
- -La observación: cada parte, el color, la textura, el olor, sus diferentes perspectivas… ¿Qué partes realmente tiene mi flor? ¿A qué huele? ¿A qué me recuerda? La memoria olfativa es la que más recuerda y la que está más unida con nuestras emociones (aproximadamente un 75% de ellas están relacionadas con este sentido).
- -Como tercer paso escogeremos un florero entre varios, solo aquel en el que nuestra flor esté a gusto siguiendo los pasos del punto número 1. La colocaremos con cuidado y observaremos la composición durante unos minutos sintiendo si realmente la flor está contenta con el resultado.
Las ondas alfa son unas ondas cerebrales que se activan cuando el ser humano está en un estado de relajación total, corporal y mental, que producirán un aumento del sistema inmune y una mayor concentración. ¿Cómo conseguimos eso con las flores como terapia? Muy fácil: observando y apartando el tiempo. Vivimos un mundo de caos, lleno de electrones positivos (ordenadores, ondas electromagnéticas…) y donde nuestra única relación con la naturaleza es el árbol que nos cruzamos mientras miramos el reloj de camino al trabajo. Somos naturaleza y la necesitamos; una terapia que nos será útil y fácil para mejorar nuestra salud es la terapia floral.
Este proceso se expuso en el 11º Congreso de Medicina Alternativa, Complementaria y Tradicional de Japón y en el 7º Congreso de Medicina Integrativa de Japón sacando a la luz un estudio realizado sobre 112 personas, 39 con elevados niveles de estrés y 73 con bajo. Después de la terapia floral, se descubrió que los niveles de tensión, ira, fatiga en las personas que tenían altos niveles de estrés bajaron notablemente y que las que tenían niveles bajos demostraron resultados similares. En unos servía para paliar el estrés y en los otros como medicina preventiva.
Hay estudios de terapia floral en pacientes reumáticos o con Alzheimer que se encuentran en proceso de resultados concluyentes. ¿Qué es meditar? Según la RAE es: “Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo”. Tanto la terapia floral, el yoga, el qigong, como la coherencia cardiaca, entre otros, son la propia definición de meditar. Terapias que nos ayudan a concentrarnos, a tomar consciencia de nuestro propio cuerpo y de nuestra respiración para poder entrar en contacto con nuestro yo interno. La respiración es la función visceral que seguirá actuando aunque no pensemos en ella y aquella que conecta el cerebro emocional con los órganos del cuerpo. Si unimos respiración y belleza, el matrimonio es una consolidada relación de armonía y paz. A mi parecer, el elemento más signifcativo de la terapia floral es la observación. En la Fundación Moa nos darán el primer día una hoja donde apuntaremos todo aquello bello que vemos en el día. Es curioso que nos tengan que poner deberes para eso, y quizá “curioso” no sea la palabra correcta para definirlo sino más bien triste.
Te haré unas últimas preguntas: ¿Eres una persona autómata? ¿O realmente te fijas por dónde vas? Porque quizá hay un árbol lleno de flores moradas en medio de un parque verde o ese día el sol se ha puesto de una manera especial. La terapia floral es belleza. Lo bello está en todas partes, en este caso las flores nos ayudan a apreciarlo y a parar el tiempo, a meditar, pero seguro que lo bello te rodea: mira a tu alrededor y fíjate en los pequeños detalles, escucha música que te llene, huele algo que te transporte, observa lo que te rodea, y tómate el tiempo necesario para sentirlo. Tu cuerpo y tu mente se harán uno y te sentirás más pleno. Para un momento, y respira, mientras prestas atención a tu respiración y miras algo que te resulte agradable, desecha lo negativo. Eso es meditar.
Abre los ojos y no te cierres, porque la vida es eso, paz, belleza, sentimiento de plenitud, amor, emoción, felicidad. Búscala, porque está en todas partes, solo tienes que mirar con ojos optimistas.
ALEJANDRA TINAO GONZALVO. Enfermera de CMI
Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº8