Actualmente hemos podido demostrar científicamente que las energías, radiaciones y las diferentes frecuencias que emite y recibe la Tierra tienen un efecto determinante en los procesos biológicos de los seres vivos, incluyendo al ser humano.
En ocasiones, todos hemos sentido al entrar o permanecer en un lugar o en una casa sensaciones de agobio y de malestar. En estos casos es probable que estemos ante la presencia de radiaciones agresivas para las personas que producen en nuestro organismo tensión neuromuscular, aumento de la frecuencia cardiaca, segregación de sustancias endógenas como las endorfinas, etc. Estas variaciones fisiológicas son una forma de paliar y contrarrestar la agresión a la que estamos siendo sometidos por causa de corrientes de agua subterránea, fracturas geológicas u otras perturbaciones de la radiación natural habitual en una zona. Durante años hemos realizado diferentes trabajos de investigación con plantas, animales y personas para determinar los efectos nocivos y los favorables de los diferentes lugares en los que podemos vivir.
ONDAS CEREBRALES
Mediante la electroencefalografía hemos realizado muchas investigaciones para estudiar la relación entre las variaciones de las ondas cerebrales y los diferentes lugares: alterados, neutros y favorables.
Hay cuatro tipos principales de ondas cerebrales:
- Beta (de 60 a 14 hercios): actividad mental intensa.
- Alfa (de 14 a 8 hercios): relajación.
- Theta (de 8 a 4 hercios): calma profunda.
- Delta (de 4 a 0 hercios): sueño profundo. Las investigaciones muestran que los cuatro tipos de ondas están siempre presentes, aunque una de ellas esté predominando en un determinado momento.
Hemos podido comprobar la influencia de las alteraciones geofísicas en las frecuencias cerebrales. Cuando la persona está en una zona alterada, como una corriente de agua subterránea, el número de ciclos es superior en las frecuencias más altas al que presenta esa misma persona en un lugar libre de estas alteraciones, lo que produce de forma inmediata estrés, ansiedad, cambios de comportamiento y trastornos del sueño. Precisamente, las ondas cerebrales relacionadas con la relajación, la calma y el sueño se ven afectadas por el hecho de estar sobre estas alteraciones y con la aparición de estos trastornos.
RESISTENCIA ELÉCTRICA DE LA PIEL
Asimismo hemos podido verificar en cientos de trabajos las variaciones de la resistencia eléctrica de la piel que suceden al entrar en una zona geofísicamente alterada. Al igual que el miedo, la ira o el deseo sexual modifican la resistencia eléctrica de la piel, entrar en una zona alterada geofísicamente provoca la reactividad del sistema nervioso y vegetativo del organismo, y es lo que causa la diferencia de potenciales de la piel y variaciones de la resistencia eléctrica de la piel.
Estos cambios se deben a una reacción de las glándulas sudoríparas, que son numerosas en las manos y los dedos, y son la base del funcionamiento del polígrafo o detector de mentiras.
El aumento de la conductividad de la piel forma parte de la respuesta del organismo ante la disyuntiva del sistema conocido como “pelea o huye”. Cuando este aumento de la conductividad es la respuesta a estar en un lugar agresivo, la única solución es “huye”; es decir, salir de la zona alterada y evitar tener en ella la cama y los sitios de estancia prolongada.
FRECUENCIA CARDIACA
El hipotálamo es una pequeña parte del cerebro relacionada principalmente con la homeostasis, el proceso de retornar al equilibrio, a un punto determinado de ajuste. Cuando el hipotálamo detecta que el organismo ha entrado en una zona alterada trata de regular el pulso, la sudoración, la presión sanguínea, la respiración o la activación fisiológica en respuesta a unas circunstancias agresivas. Sin embargo, cuando la estancia en el lugar alterado se prolonga no es capaz de ejercer dicha regulación y el organismo sufre las consecuencias en forma de distintos síntomas y enfermedades de amplio espectro debido a la reducción de la capacidad del sistema inmunológico.
En los estudios realizados hemos comprobado cómo la frecuencia cardiaca se altera en una zona geopatógena, y si la exposición se prolonga puede llevar a graves problemas cardiovasculares.
UNA REACCIÓN MUSCULAR MÁS DÉBIL DE LO NORMAL INDICA LA EXISTENCIA DE UN FACTOR PERJUDICIAL, COMO ES LA PRESENCIA DE UNA ALTERACIÓN GEOFÍSICA
En los casos en los que los médicos no sepan la causa de la alteración de la frecuencia cardiaca o de la taquicardia que padecen sus pacientes, deberían considerar el medio ambiente en donde viven y especialmente el lugar donde duermen. RESPUESTAS MUSCULARES En las múltiples pruebas que hemos realizado para comprobar las respuestas musculares, se manifiesta que una misma persona tiene diferentes reacciones musculares esté en un lugar alterado o en uno neutro Una reacción muscular más débil de lo normal indica la existencia de un factor perjudicial, como es la presencia de una alteración geofísica. Esto es fácil de comprobar con el uso de un dinamómetro o con una prueba kinesiológica.
El dinamómetro es un sencillo instrumento usado para medir fuerzas. Es un simple muelle con un gancho en cada extremo, que está dentro de un cilindro con una escala que mide las unidades de fuerza. Se mete un dedo de cada mano en los extremos y se tira hacia fuera. Al ejercer fuerza, el indicador del cilindro se mueve y marca la fuerza ejercida en kilogramos.
ES FUNDAMENTAL PARA MANTENER LA SALUD ELEGIR CORRECTAMENTE LOS LUGARES DONDE VAMOS A VIVIR
La prueba kinesiológica también es fácil de hacer, aunque se precisan dos personas. Una de pie extiende el brazo y la otra persona presiona con su mano sobre el brazo extendido, algo más arriba de la zona de la muñeca mientras la primera trata de resistirse. Es una forma de comprobar la reacción muscular ante distintas influencias tanto exteriores como interiores. Cuando la persona testada está influenciada por un estímulo perjudicial, la diferencia de fuerza resulta patente para las dos personas que hacen la prueba. Si el lugar está situado sobre una corriente de agua subterránea o una fractura del subsuelo, la respuesta muscular normalmente será bastante más débil.
SÍNTOMAS Y ENFERMEDADES
Naturalmente, todos estos resultados se obtuvieron en pruebas ciegas, en las que la persona testada no sabía si estaba en una zona alterada o en una neutra.
Las incontestables evidencias recogidas durante años y las concluyentes investigaciones realizadas sobre la relación entre los lugares alterados y las enfermedades deberían hacer ver a la comunidad médica que los persistentes síntomas y enfermedades de sus pacientes pueden tener una componente medioambiental y concretamente con los lugares que tienen las constantes geofísicas modificadas. En estos casos se alteran los procesos bioquímicos y energéticos de las células y que, si bien afectan en general a todo el sistema endocrino y hormonal, su incidencia en las células del sistema inmunitario es especialmente notable. De ahí que los primeros síntomas (insomnio, cansancio injustificado, malestar…) desaparezcan fácilmente al cambiar de lugar las áreas donde se pasa más tiempo. Sin embargo, cuando va aumentando el tiempo de exposición pueden aparecer enfermedades crónicas o degenerativas como reúma, bronquitis crónica, infecciones renales, hipertensión, infarto de miocardio o distintos tipos de cáncer.
EL BUEN LUGAR
De la misma forma que notamos los efectos negativos cuando estamos en un lugar alterado, también podemos percibir estados de relajación y tranquilidad cuando llegamos a un lugar con las energías naturales equilibradas y favorables a nuestros procesos biológicos.
Por todo ello, es fundamental para mantener la salud elegir correctamente los lugares donde vamos a vivir, especialmente la ubicación de la cama, para evitar estructuras subterráneas (corrientes de agua, fracturas…) que puedan alterar la radiación telúrica de ese lugar en concreto.
Una vez hemos evitado los puntos agresivos podemos valorar la bondad del lugar. Si bien lo fundamental es descartar los lugares que presenten algún tipo de agresividad, también podemos precisar si un lugar es aceptable, notable o sobresaliente. Es decir, no todos los lugares nocivos presentan el mismo grado de nocividad, y de la misma manera no todos los lugares favorables lo son en la misma medida. Hay que procurar elegir aquellos que sean lo más favorables posible para nosotros y los que nos rodean.
RAÚL DE LA ROSA. Autor del libro “Geobiología: Medicina del hábitat” Responsable CEM Fundación Vivo Sano
Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº8