«El autismo y otras doscientas enfermedades se pueden curar con el protocolo GAPS»
Las estadísticas indican que en el 2025 uno de cada dos niños en países de habla inglesa nacerá con autismo. Y la tendencia continua, al punto de que, si no revierte, en un futuro no muy lejano, todos los niños del mundo civilizado padecerán autismo. Y esto sin contar con el aumento de otras enfermedades psíquicas infantes como la dispraxia, epilepsia, esquizofrenia, dislexia, déficit de atención, hiperactividad, etc.
A estas pandemias se suma el vertiginoso aumento de más de doscientas enfermedades autoinmunes (desde el lupus a la arteriosclerosis, la artrosis, dermatitis, alergias…), depresión, bipolaridad, diabetes, obesidad, etc. Todas estas enfermedades aparentemente no tienen cura, pero hay una doctora, que afirma que sí se pueden curar y que todas ellas obedecen a una misma causa: el desequilibrio intestinal generado por la mala alimentación, los antibióticos y el estilo de vida moderno. La Dra. Natasha Campbell-McBride estuvo en Madrid para presentar su libro, GAPS, el síndrome psico-intestinal (editorial Diente de León), donde muestra cómo vencer todos estos males con su protocolo. Aprovechando su paso fugaz por nuestro país, le hicimos una entrevista reveladora, que no deja espacio a las dudas. Una mujer valiente y comprometida con la solución a las pandemias que asolan a nuestra población, especialmente a la infantil.
La Dra. Natasha Campbell-McBride estudió medicina en la URSS, donde trabajó como neuróloga y neurocirujana. Se trasladó a Inglaterra donde continuó desarrollando sus teorías sobre los trastornos neurológicos y la nutrición. A partir de un hijo que tuvo con autismo, se interesó por esta enfermedad y sus derivadas. Creó una clínica de Nutrición en Manchester y en el 2004 publicó su famoso libro GAPS, el síndrome psico-intestinal. A partir de entonces comenzó a viajar a Estados Unidos y otros muchos países, donde empezó a formar a numerosos profesionales de la salud en su método para revertir el autismo y la mayoría de las enfermedades psíquicas y autoinmunes, sobre todo infantiles, pudiendo prescindir en la mayoría de los casos de tratamientos farmacológicos. Tan sólo hace falta un cambio de la dieta y el estilo de vida de los niños y adultos que padecen estas enfermedades y de sus familias.
La Dra. Campbell-McBride sigue imparable su labor de promoción y formación por todo el mundo, enseñando su protocolo GAPS a todos aquellos profesionales de la salud que realmente quieren ayudar a sanar a sus pacientes. Actualmente su libro GAPS, el síndrome psico-intestinal está editado en 16 idiomas y más de 1.600 profesionales de la salud se han formado con su método, que puede ser puesto en práctica directamente siguiendo el proceso a través del libro.
¿En qué consiste el GAPS? ¿Cuál es su protocolo?
GAPS significa Gut And Psychology Syndrome (síndrome psico-intestinal), y se refiere a que hoy en día casi todas las personas tienen una microbiota intestinal anormal. Esta flora intestinal anormal afecta a todas las partes del cuerpo; a cada célula, no importa como esté de alejada del sistema intestinal. Estoy segura de que todos los niños con autismo tienen GAPS. Para curar a estos ni- ños tenemos que enfocarnos en su sistema intestinal antes de nada y sobre todo. Una vez que se eliminan las especies patológicas de microbios y restablecemos una flora intestinal normal y saludable, sanamos y cerramos la herida intestinal de ese niño, y los ríos de toxicidad que fluyen del sistema digestivo paran. Normalmente esa toxicidad llegaría al cerebro llenándolo de toxinas y haciendo a ese niño autista. Pero una vez que paramos ese río de toxicidad y el intestino empieza a trabajar adecuadamente, el cerebro se limpia a sí mismo y el niño puede funcionar normalmente. En ese momento podemos enseñarle intensamente todas las habilidades que no ha logrado adquirir antes.
En su libro GAPS menciona que de los cientos y tal vez miles de niños autistas que ha visto, no ha encontrado uno solo que no tuviera problemas intestinales. ¿Existen patrones de esos desequilibrios intestinales? ¿Puede haber causas generales comunes a todos esos desequilibrios intestinales?
La causa es el ambiente que hemos creado en este mundo, que está lleno de químicos. La comida está llena de químicos. Muchos de esos aditivos son antibióticos; y tomamos muchos otros químicos que van al intestino y dañan el equilibrio intestinal entre células y microbioma. Así, algunas especies crecen demasiado, otras desaparecen y la diversidad de microbios se va perdiendo; especialmente los que contribuyen a fortalecer el sistema inmunológico. Hay muchísimos menos microbios en nuestro intestino de los que debería haber. En culturas tradicionales alrededor del mundo, que nunca han tomado antibióticos, ni nunca se han alimentado de comida industrial, sus habitantes tienen mucha más diversidad de microbios en su sistema digestivo que la gente que vive en el mundo occidental, que son víctimas de todos estos químicos.
En la microbiota intestinal de los niños con autismo normalmente vemos un crecimiento en exceso de hongos, vemos crecimiento en exceso de virus, especialmente herpes, vemos muchas lombrices, muchos parásitos, mientras los microbios beneficiosos, bacterias beneficiosas y virus beneficiosos no están ahí.
¿Cómo llegó a relacionar el autismo y otras enfermedades psíquicas con los trastornos del intestino y de la microbiota?
Porque todos los pacientes tenían problemas severos digestivos, problemas serios… Muchos niños con autismo sufren diarrea crónica o estreñimiento crónico, el estómago les duele todo el tiempo, les duele la cabeza, los músculos y las articulaciones, porque el cuerpo está intoxicado. Y también por mi origen como médico ruso, estaba muy acostumbrada a los problemas con la flora intestinal. Si hay algún síntoma de desequilibrio digestivo significa que el paciente tiene una flora intestinal anormal. Simplemente, no podemos desarrollar ningún desorden intestinal si no hemos dañado nuestra flora intestinal primero; nuestra microbiota no lo permitiría. No puedes tener cáncer intestinal sin haber dañado tu flora intestinal primero. O sea que si hay algún tipo de problema digestivo, la flora intestinal está dañada.
Al nacer, el niño adquiere una flora intestinal cuando atraviesa el canal de parto. Literalmente está tragando miles de millones de bacterias que habitan en el rico ecosistema bacteriano de la vagina de su madre que, a su vez, procede de su flora intestinal. Cada vez hay más mujeres que están teniendo una flora intestinal anormal y se la están pasando a sus hijos.
El sistema inmunitario de los bebés al nacer es inmaduro, necesita formarse y esa absorción de la flora al nacer es fundamental para el resto de su vida. Así que el sistema inmunitario de estos niños está comprometido y comienza a manifestarse con infecciones; normalmente infecciones de oídos. Éstas se tratan con antibióticos y los antibióticos terminan por aniquilar la poca flora intestinal beneficiosa que pudiera tener ese bebé.
Las infecciones de tipo respiratorio son las segundas infecciones más comunes y una vez más se prescriben antibióticos. Con cada ciclo de antibióticos que se prescribe, el sistema inmunitario se degrada más y lo mismo ocurre con la flora intestinal que, como decíamos, está totalmente relacionada.
La investigación sobre la flora intestinal es muy reciente, acabamos de empezar en Occidente y sabemos muy poco; todavía tiene que desarrollarse adecuadamente. No sabemos realmente que es lo que pasa ahí exactamente. Sabemos que el equilibrio se pierde, que la flora intestinal es anormal y como resultado el sistema digestivo en vez de ser una fuente de nutrición para este niño, se convierte una fuente de tóxicos enorme. El niño desarrolla múltiples deficiencias nutricionales porque la comida no se digiere adecuadamente, entonces esta comida se convierte en miles de tóxicos químicos venenosos, que son absorbidos y llegan al cerebro provocando su autismo.
¿Qué factores negativos influyen en la transmisión de una microbiota desequilibrada entre madre-bebé?
Tenemos una epidemia en la flora intestinal anormal en Occidente, y con cada generación esta epidemia se está haciendo más profunda. La madre pasa la flora intestinal a sus hijos; así es como nos ha diseñado la madre naturaleza. Una vez el bebé pasa al canal del parto, en el momento de la concepción, absorbe miles de microbios y eso se convierte en su flora intestinal. Las bacterias de la vagina de la madre vienen de su intestino, o sea que si la madre tiene una flora intestinal anormal, eso es lo que le va a transmitir al bebé en su nacimiento. El padre no queda exento, si el padre tiene flora intestinal anormal, eso contaminará todos sus órganos y además comparte su flora intestinal anormal con la madre de manera frecuente. He tenido algunas madres de niños autistas que no tenían flora intestinal anormal; sin embargo, los padres tenían serios daños severos en flora intestinal, y de ahí lo adquiere el niño.
Cuando pasamos nuestra flora al niño en el nacimiento, existe un patrón que se desarrolla. Cuando la abuela después de la segunda guerra mundial, tuvo muy pocas dosis de antibiótico, por lo que su flora intestinal se dañó poco. Ella pasó esa herencia a su hija en el nacimiento. Entonces su hija vive en el mundo moderno, tomando antibióticos todo el tiempo, y cada toma de antibiótico daña su flora intestinal aún más. Después llegó la comida basura, que alimenta microbios patógenos en la microbiota intestinal y la empeora. Después llegó la moda de no dar el pecho, muchos bebés en el mundo no toman leche materna sino fórmulas industriales, que de ninguna manera puede sustituir la leche materna. No hay nada que pueda sustituir la leche materna. Ésta es esencial para que el bebé desarrolle una flora intestinal saludable.
A la edad de quince años hay muchas chicas que empiezan a tomar píldoras contraceptivas, y toman esas píldoras un montón de años antes de crear sus familias. Estas píldoras tienen un efecto devastador en la flora intestinal y el sistema inmunológico de la mujer. O sea, que para el momento en el que estas mujeres estén preparadas para iniciar una familia, estarán transmitiendo una flora intestinal seriamente dañada a sus hijos.
En el mundo moderno, podemos decir que prácticamente el cien por cien de estos niños diagnosticados con autismo, han nacido como niños perfectamente normales, tenían cerebros normales, lo que ocurre es que han heredado esta flora anormal que ha producido la toxicidad y finalmente llega a su cerebro y produce este trastorno. Y esto es lo que está debajo de la epidemia de autismo, alergias, hiperactividad, diabetes, asma, eccema, epilepsia…
¿Representa el autismo una pandemia realmente y ¿cuál es el problema o la perspectiva del autismo hacia el futuro?
La perspectiva es muy mala. Hace 25 años en el mundo anglosajón, se diagnosticaba un niño con autismo de cada diez mil. Era un desorden poco común que la mayoría de los médicos nunca habían visto; incluso si lo hubiesen visto no lo habrían reconocido. Hoy, en los países de habla inglesa, estamos diagnosticando uno de cada 40 niños, que es un crecimiento enorme. Los médicos han hecho una proyección de esta tendencia y tienen unas expectativas de que en el 2025, uno de cada dos niños de habla inglesa será autista. Y esta progresión no para ahí, sino que puede continuar hasta que todos los niños que nazcan padezcan este trastorno. El resto del mundo no va mucho más atrás.
Cuanto más tradicional sea el país, cuánto más cocine la mujer en casa, cuánto más tradicionales sean sus dietas, más baja es la estadística de casos de autismo. Cuánto más desarrollada industrialmente esté una nación, la tasa de autismo y otras enfermedades mentales infantiles es más alta.
Usted es una doctora un poco especial, porque en vez de recetar pastillas y tratamientos con psicofármacos convencionales a sus pacientes infantiles con autismo, les aconseja un cambio de dieta. ¿Hay muchos otros psiquiatras que sigan su ejemplo? ¿Cómo se relaciona usted con la casta médica de su país? ¿Aceptan sus descubrimientos? ¿La rechazan?
Muchos médicos tradicionales están decepcionados con lo que la medicina tradicional puede ofrecerles y no están satisfechos con los resultados ni con las herramientas que esta medicina les ofrece. Por eso ahora hay un movimiento de medicina alternativa y medicina ecológica en el mundo. Muchos médicos tradicionales quieren usar enfoques naturales. Muchos, como yo, a los que les pasó algo, a ellos mismos o a sus familias, les han hecho darse cuenta que su profesión no tiene nada que ofrecerles y entonces han tenido que buscar en otra parte. Salimos de la medicina convencional y fuimos forzados a buscar enfoques naturales, estudiar las dietas, el medio ambiente… y solo eso funcionó para nuestras familias y nuestros problemas de salud.
Hay muchos médicos en el mundo que siguen mi enfoque y miles de médicos en el mundo con enfoques naturales, pero son una minoría. La mayoría de médicos no tienen ni idea de las causas del autismo. Y la manera en que se enseña la medicina en los años de prácticas, convence al médico de que si hay algo que no sabe es que no existe. O sea que un médico tradicional piensa que si él no sabe las causas de autismo, entonces nadie las sabe. Lo que yo sugiero a mis pacientes es que si un médico tradicional no tiene las respuestas a tus preguntas, búscalas en otra parte. Ellos no tienen el monopolio del saber. Ve a otra parte, tenemos médicos diferentes, hay internet… La respuesta está en otra parte.
Como padres tenemos la responsabilidad legal de proteger a nuestros hijos. Puedes ir al médico tradicional y si ese doctor no tiene respuestas para ti, te vas y empiezas a buscar en otra parte. La gente que viene a mí ha estado con médicos tradicionales, pero no han encontrado respuestas.
También hay estudios que apuntan hacia la relación entre el autismo y las campañas masivas de vacunación infantil. ¿Qué opina usted? ¿Cree que las vacunas a temprana edad pueden influir en la aparición de enfermedades autoinmunes, alergias, asma, trastornos digestivos, autismo y otras enfermedades del comportamiento?
Tenemos una epidemia intestinal en el mundo moderno y casi nadie está investigando esto ahora mismo. ¿Cuántos niños nacen con deficiencias intestinales, con GAPS? Estos niños con GAPS tienen un equilibrio inmune anormal. Su sistema inmune es incapaz de manejar los microbios del ambiente y con seguridad tampoco pueden manejar las vacunas. Estos niños no están preparados para recibir el protocolo de vacunaciones habitual y de hecho no deberían ser vacunados.
Tenemos que revisar los protocolos de vacunación. Miles de niños son vacunados en el mundo y no se ponen enfermos, estos no son niños con GAPS, porque tienen el sistema inmunológico fuerte. Los niños con GAPS no se deberían vacunar. Lo que recomiendo en mi libro, que tiene un capítulo sobre la vacunación, es que desarrollemos un nuevo protocolo de pruebas para testar la flora intestinal del bebé. Recojamos muestras de los padres, que nos digan qué tipo de flora intestinal y qué tipo de enfermedades tienen los padres; para decidir si el niño tiene GAPS o tiene un sistema inmune normal. Y sólo entonces se podría tomar una decisión sobre la vacunación del niño. Porque las vacunas dañan especialmente a los niños que son vulnerables y que ya tienen un sistema comprometido.
Usted afirma en su libro y en sus conferencias que tanto el autismo como la esquizofrenia, la depresión, las enfermedades autoinmunes obedecen a una disbiosis intestinal. Todas estas enfermedades, además de ser una pandemia mundial con crecimiento alarmante, suponen un gran reto para las autoridades sanitarias y farmacéuticas. En principio ninguna de ellas parece que tenga cura y sus tratamientos se reducen a ser paliativos y de por vida. Sin embargo, usted plantea en su libro y sus conferencias que todas ellas pueden ser tratadas y curadas aplicando su protocolo GAPS. ¿Puede concretarnos en qué consiste exactamente el protocolo GAPS?
El tratamiento GAPS no solamente es una dieta, sino que consiste en tres aspectos diferentes: la dieta, la suplementación nutricional y la desintoxicación.
La dieta es la más importante de todas y en primer lugar nos centramos en los alimentos a eliminar porque son los más difíciles de digerir. Estos niños tienen aparatos digestivos muy delicados, con úlceras e inflamaciones. Los principales alimentos a eliminar son: lácteos no ecológicos sin fermentar, cereales, dulces y golosinas, refrescos y alimentos procesados industriales.
Nos focalizamos en añadir principalmente alimentos de muy alta densidad nutritiva, porque estos pacientes tienen deficiencias nutricionales muy severas, de proteínas, de vitaminas, de todo.
Especialmente utilizamos grasas de origen animal, porque estas grasas, a nivel estructural, son muy similares a las grasas de nuestro propio cuerpo y son las que contribuyen más a reconstruir el cerebro y el sistema inmune.
También incorporamos alimentos fermentados. Estos alimentos son importantes porque por un lado aportan bacterias beneficiosas, pero, además, el proceso de fermentación realiza una predigestión que favorece la asimilación de los nutrientes. Lo que más se consume en esta dieta es el caldo de carne. Es lo más básico y esencial, porque contiene todos los elementos constructivos que necesita el aparato digestivo. El aparato digestivo está formado por unas células que nacen y mueren con mucha rapidez y para poder crearlas el cuerpo necesita unos materiales de construcción que le proporciona el caldo de carne. Todo se cocina en casa partiendo de ingredientes naturales, así que mamá y papá tienen que volver a la cocina y ponerse a cocinar. También es importante que la carne sea ecológica y si es posible que conozcamos al ganadero que la provee. En esta dieta no se consume ningún alimento procesado porque no confiamos en la industria alimentaria. La industria alimentaria ni sabe, ni se preocupa por nuestra salud; así que, simplemente, hay que cocinarlo todo.
Una parte importante del protocolo GAPS también es la desintoxicación. Cada uno de nosotros tenemos en el cuerpo un sistema para desintoxicar, para limpiar, que tiene su oficina principal en el hígado y sucursales en cada una de las células del cuerpo.
Este sistema de desintoxicación es increíblemente poderoso y es capaz de eliminar toxinas del cuerpo que a lo mejor ni siquiera la ciencia es capaz de eliminar. Pero en las personas con trastorno GAPS, ese sistema de drenaje no funciona bien y los tóxicos se acumulan con mayor intensidad que en las personas normales.
En los niños con trastornos GAPS de tipo autista, siempre hay una gran acumulación de toxinas y metales pesados. Puede ser mercurio, plomo u otras sustancias; y, como es evidente, los padres se preocupan por esta situación. Lo que yo les recomiendo es que durante el primer año no hagan nada al respecto, más que aplicar la dieta GAPS. Y que vuelvan al cabo de un año. Si entonces se hacen un test, lo que hemos visto es que el cuerpo de manera natural ha podido eliminar esas toxinas. Una cosa en la que tenemos que pensar también, es en intentar disminuir la carga tóxica a la que estamos expuestos en nuestra vida cotidiana. Tenemos que pensar en eliminar los productos cosméticos que tengan sustancias tóxicas. Los detergentes, todos los limpiadores, todo esto se absorbe a través de la piel, la piel no es una barrera, es como una esponja y todas estas sustancias atraviesan la piel y van hasta el hígado que en esos momentos no puede hacer su función.
Así que los tenemos que eliminar completamente, de manera que en casa no puede haber nada que no sea natural, ni champú, ni pasta de dientes, ni nada.
Utilizamos alternativas naturales a todos estos productos. Se puede uno lavar los dientes con aceite de oliva o el pelo con vinagre o claras de huevo; o se pueden utilizar detergentes que no tengan compuestos tóxicos. Recomendamos lavar los platos a mano en lugar de en lavavajillas, sin añadir el tipo de jabón que utilizamos y todos los productos han de ser biodegradables.
En el protocolo GAPS también se utilizan zumos verdes para drenar el metabolismo porque tienen mucha capacidad para desintoxicar el cuerpo.
Utilizamos también baños con distintas sustancias, como las sales de Epson, sal marina, algas, bicarbonato, vinagre de sidra. Y vamos alternando los baños con estos productos, porque cada noche el niño, antes de ir a acostarse, se le da un baño limpiador de este tipo. Otro asunto importante es el sol. Vivís en un país muy soleado. ¡Tenéis esa suerte! y por eso tenéis que salir a la calle a que os dé el sol. Las personas de este país tendrían que ser marrones y no blancas. Tomar el sol no solo es agradable, es absolutamente esencial. La ciencia de la biofísica expresa ahora que los seres humanos somos luz solar solidificada y que en el núcleo de nuestras células se encuentra todo un espectro luminoso. Tomar el sol nos proporciona no solo vitamina D, sino muchas otras muchas sustancias esenciales y tal vez desconocidas.
Una gran cantidad de los cánceres de piel en el mundo, en realidad, pueden están causados por las propias lociones de protección solar, que en su mayoría son extremadamente tóxicas y no debéis utilizarlas.
Entonces el protocolo GAPS se basa fundamentalmente en una dieta. ¿Puede explicarnos cómo es?
La dieta GAPS tiene como objetivo sanar y sellar la herida intestinal (permeabilidad intestinal) y normalizar la microbiota. Se trata de restaurar y equilibrar el sistema intestinal de la persona y también alimentar el cuerpo, porque el cuerpo humano está hambriento y necesita nutrientes de alta calidad todo el tiempo, especialmente cuando se está curando. Cada célula en el cuerpo humano solo vive una corta vida. Las células nacen, cumplen sus funciones y luego mueren y son reemplazadas por nuevas células recién nacidas. Esto se llama regeneración celular. Nuestro cuerpo se regenera a sí mismo todo el tiempo. Cada tres meses tienes un hígado nuevo. Cada tres días unas paredes del estómago nuevas…
Y también las células del sistema digestivo viven unos pocos días, así que la regeneración es muy rápida. Si nosotros proveemos de materiales de construcción concentrados para que el sistema produzca células saludables y vibrantes para reemplazar las enfermas, sanaremos y reconstruiremos a la persona. Con la dieta GAPS estamos reconstruyendo el cuerpo del niño o del adulto, porque no puedes curar una célula enferma. La naturaleza ni siquiera intenta hacer eso. Simplemente mata esa célula, la elimina y genera una nueva célula; una célula sana para reemplazar la enferma.
Pero para poder generar todas esas nuevas células, se necesitan materiales de construcción, y tienen que ser de alta calidad. Esto es lo que aporta la dieta GAPS. Es una dieta nutritiva intensa, con una cantidad muy elevada de nutrientes de alta calidad, para desayuno, comida, cena y entre horas. Minimizamos o eliminamos la comida que es difícil de digerir, que son sobre todo el grano/cereal y los vegetales con almidón. El cereal es extremadamente difícil de digerir, el almidón es mayormente indigerible por el sistema digestivo humano y es la comida perfecta para los microbios patógenos en el sistema intestinal. O sea, que tenemos que eliminar estas comidas por un periodo de tiempo lo suficientemente largo para sanar la flora intestinal.
La comida que más alimenta y nutre para el cuerpo humano es la comida animal. Así que la base de la dieta GAPS es carne de ganadería ecológica que cocinamos en casa. Hervimos un buen pedazo de carne con hueso y con los órganos, y hacemos un buen caldo. Bebemos mucho de este caldo y hacemos sopa. Buscamos carne gelatinosa, ya que tiene mucho colágeno. Buscamos órganos de los animales, porque los órganos (hígado, riñones, páncreas, corazón, lengua…) tienen muchos más nutrientes de alta calidad que el músculo. Cuando tú le dices a la gente carne, ellos piensan en el filete, en el músculo; pero nosotros nos enfocamos más en los órganos y las partes gelatinosas, los ligamentos, las articulaciones, huesos, el cerebro del animal… esto realmente alimenta y cura de verdad.
También fermentamos mucha comida en el protocolo GAPS, porque cuando fermentamos la comida, las bacterias de la fermentación predigieren la comida, la rompen para nosotros así que se convierte en algo muy fácil de digerir. Absorbemos muchos más nutrientes de la comida fermentada que de la que no lo está. Por ejemplo, un puñado de col fermentada (chucrut) aportará 20 veces más de vitamina C que una col fresca, porque en la col fresca la vitamina C está encerrada, y nuestro sistema digestivo no puede extraerla y apenas la asimila. Pero cuando la col está fermentada, la vitamina C se libera de la estructura y se mezcla y, en cuanto la comemos, la absorbemos de inmediato; o sea que es una comida con alto contenido en vitamina C.
Sabéis que James Cook, el explorador británico que descubrió Australia y Nueva Zelanda y medio mundo, llevaba cientos y cientos de botellas de chucrut en sus barcos. Por eso su tripulación nunca sufrió deficiencias inmunitarias (el famoso escorbuto). Tomaban todos los días raciones de col fermentada, porque es una gran fuente de vitamina C. Y eso es lo que hacemos nosotros: fermentamos leche para hacer yogurt, queso y crema agria, fermentamos muchos vegetales, fermentamos mucha fruta, fermentamos bebidas y hasta fermentamos carne. Incluso la carne puede ser fermentada, porque tiene algunos azúcares y cuando la carne fermenta, las bacterias que utilizan esos azúcares predigieren la comida. El cerdo particularmente tiene que ser fermentado, y eso es lo que la gente en España lleva haciendo durante miles de años. Vuestro tradicional jamón es carne fermentada. La sal detiene los microbios patógenos y después se cuelga en una cueva por un año o dos, y durante ese tiempo las bacterias que están naturalmente presentes en la carne y en el ambiente, fermentan la carne y la convierte en jamón. Por eso es tan fácil de digerir. Es una muy buena comida y vosotros tenéis ese recurso aquí.
En su dieta GAPS los alimentos fermentados y los probióticos son una parte sustancial del tratamiento. ¿Cree que los probióticos vivos de los alimentos fermentados tienen algo especial que los probióticos de farmacia no tienen? ¿Cuál es la diferencia entre tomar alimentos fermentados y tomar probióticos en pastillas o cápsulas? ¿Qué es lo que usted más recomienda?
La comida fermentada siempre es mejor, incluso si tomamos suplementos probióticos en cápsula o no; aun así, tenemos la comida fermentada. Pero hay gente que es tan sensible que no puede tolerar la comida fermentada. Es demasiado para ellos, porque cada bocado de comida fermentada está lleno de bacterias, de microbios y en cuanto llegan a su cuerpo comienzan a atacar y matar microbios patógenos y cuando éstos mueren sueltan toxinas y estas son las toxinas específicas que enferman a esta persona en particular, con esquizofrenia, diabetes, artritis reumatoide, alergia o lo que sea. Así que de repente empezamos a tomar comida fermentada causamos una “crisis curativa” que puede ser seria. Mucha gente GAPS empezará por una cantidad muy pequeña de comida fermentada, para muy despacito, paso a paso, llegar hasta el tope; para que el cuerpo se vaya acostumbrando poco a poco y vaya asumiendo esta reacción depurativa a un ritmo que pueda gestionar. Así que para la persona que no admite la comida fermentada, normalmente empezamos con los suplementos y para quien si tolera la comida fermentada comenzamos por ella. Haciendo esto mucha gente se dará cuenta de que no hay necesidad de comprar suplementos caros. La comida fermentada es suficiente para que la gente mejore y se recupere. Para algunos, puede que no sea suficiente y haya que añadir probióticos. Los probióticos de alta calidad también causarán esa reacción depurativa, o sea que hay que empezar por una cantidad muy pequeña y aumentarla progresivamente; porque estará matando microbios patógenos. Así que yo uso los dos en el protocolo.
Suponemos que sigue investigando, además de dar conferencias, tratamientos y formación. ¿Cuáles han sido los descubrimientos más importantes o sorprendentes desde que creó su método GAPS y publicó su primer libro?
Mi libro ha sido actualizado, por lo que tiene toda la información al día. Y el protocolo ha sido desarrollado, testado y probado en miles de personas. El protocolo GAPS no cambia porque funciona. Pero he escrito algunos libros más, desarrollando mis investigaciones. Este año acabo de lanzar el último que es una explicación sobre las dietas vegetarianas, que se llama Vegetarianism Explained y luego otro sobre la importancia de las grasas para la salud cardiovascular que se llama Put your Heart in your Mouth.
En los últimos años se han realizado muchos descubrimientos microbiológicos que relacionan la proliferación o escasez de determinadas bacterias con la producción de algunos neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. Hay muchos estudios que demuestran la influencia de la microbiota intestinal en las pautas del comportamiento mental y emocional de las personas. Se habla del inicio de una nueva era de psicobióticos, ¿cuál es su opinión al respecto?
Cuanto más investigamos los neurotransmisores más nos damos cuenta de que la mayoría de ellos son producidos en el sistema digestivo. Nuestro sistema digestivo se considera nuestro segundo cerebro en el cuerpo, pero hay grandes investigaciones que dicen que este es nuestro primer cerebro.
El 100% de nuestra serotonina es producida en el sistema digestivo, y se transporta al cerebro para ser usada. El 60% de la dopamina se produce en el sistema digestivo y después se transporta al cerebro para ser usada. GABA es un gran neurotransmisor antiansiedad que está mayormente producido en el sistema digestivo y muchos otros neurotransmisores también.
Una persona con GAPS tiene un sistema digestivo en un estado muy pobre, es incapaz de producir los neurotransmisores, como resultado lo primero que sucede es que la persona se deprime. ¿Qué es la depresión? Falta de serotonina, porque la serotonina es el neurotransmisor de la felicidad, el que nos pone contentos y positivos. Cuando la persona no tiene suficiente serotonina se deprime, y se vuelve negativa, todo es malo en el mundo. La dopamina es el neurotransmisor de la motivación, nos hace saltar de la cama y salir a conquistar el mundo. Las personas que no producen suficiente dopamina no tienen ese impulso de saltar de la cama cada mañana, no se duchan, no salen de casa, están deprimidos, no tienen motivación en la vida. Cuando no tenemos suficiente GABA nos volvemos ansiosos, mucha de esta gente tiene miedo a salir de casa, porque están ansiosos de lo que les podría pasar fuera, evitan a las personas. Así que estos químicos predeterminan nuestra personalidad, cómo nos comportamos, y muchos de ellos son, de hecho, producidos por microbios en el sistema digestivo. Ellos deciden sobre nuestras emociones y nuestro comportamiento. Cuanto más investigamos, más nos damos cuenta de ello.
Hay más de 200 enfermedades autoinmunes. A veces es un problema y un gasto considerable descubrir ante determinados síntomas, qué tipo de enfermedad autoinmune padece un paciente. Usted afirma que no es necesario hacerse las costosas pruebas, porque todas tienen un factor en común: el desequilibrio intestinal y, por tanto, una misma forma de curarse. Lo mismo opina de las pruebas de las alergias e intolerancias alimentarias. Con su método afirma que dichas intolerancias pueden terminar desapareciendo. ¿Nos puede aclarar su punto de vista?
Aproximadamente un 85% de nuestro sistema inmunitario está situado en los intestinos. El sistema digestivo es nuestro más grande y más importante órgano inmunitario en el cuerpo. La razón de esto es que los intestinos, además de las células propias, contienen la microbiota, que es un órgano aparte. El 90% de las células de nuestro cuerpo son nuestra flora intestinal, y no son de origen humano. Es una parte enorme de nosotros. El cuerpo es simplemente un cascarón, con solo un 10% de células humanas. La microbiota intestinal y el sistema inmunitario trabajan juntos como socios. La microbiota intestinal y el sistema inmunitario trabajan asociados. La flora intestinal ajusta el sistema inmunológico, le protege de tóxicos y le informa; es una fuente de datos muy importante.
Cuando la microbiota intestinal se vuelve anormal, el sistema inmune está hambriento, malnutrido, se intoxica y está mal comunicado, recibe información errónea. Como resultado funciona irregularmente. Todas las enfermedades de tipo autoinmune son enfermedades que se originan en el intestino porque el 85% del sistema inmunitario reside en el intestino y no importa que esa persona no tenga síntomas digestivos. Todas las alergias, eccemas, la fiebre del heno, etc., se originan en el intestino. Si tienes una alergia necesitas curar tu intestino.
Los microbios que habitan en el intestino también producen sus propias hormonas y estas hormonas pasan al sistema circulatorio. Estas hormonas microbianas lo que hacen es hablar con nuestras propias hormonas y pueden producir desajustes en glándulas como el tiroides, como las suprarrenales o el páncreas. Así que para sanar cualquier problema hormonal también necesitamos trabajar el intestino y su microbiota.
Nuestro sistema neurobiológico es especialmente sensible a las toxinas, en particular a las toxinas que son solubles en grasa, que incluyen elementos como el mercurio, el plomo, los humos que salen del tubo de escape de los coches, etc. Todas estas toxinas son muy malas para el sistema neurobiológico. El sistema inmunitario lo que hace es intentar limpiar todas estas toxinas y, lo que finalmente ocurre es que la persona desarrolla un problema de autoinmunidad que genera anticuerpos contra sus propios tejidos.
Toda la autoinmunidad se crea en el intestino, no importa qué lejos estén los síntomas del sistema digestivo, como, por ejemplo, en la artritis. Muchas personas con artritis dicen no tener síntomas digestivos, ni gases, ni dolores. Pero su flora intestinal está muy dañada y la pared del intestino también. Su integridad está dañada y se desarrolla una permeabilidad intestinal excesiva. La comida no tiene la oportunidad de ser digerida adecuadamente y se absorbe por las paredes intestinales sin estar digerida.
Entonces el sistema inmune encuentra estas partículas no digeridas en la sangre, no las reconoce como comida y las ataca. Así es como se desarrollan las alergias y las intolerancias alimenticias. La reacción puede ser inmediata o se puede retrasar. No tienes ni idea de a qué estás reaccionando. Puede ser a lo que has comido a la hora de comer, aquel salami que comiste ayer, a los huevos que comiste dos días antes, o el plátano que te comiste hace dos semanas. Todas las reacciones se superponen unas sobre otras. Y la reacción se puede manifestar con cualquier tipo de síntomas: puede ser dolor de cabeza, puede ser un ataque de asma, puede ser fatiga, niveles bajos de glucosa, cistitis… puede ser cualquier cosa. Esta comida no digerida, con todas las células autoinmunes pegadas a ella, es una molécula gigante y enfadada, y a donde quiera que llegue en tu cuerpo, llevará información a esa parte, sea tu rodilla, ojos, cerebro, o en tus pulmones o en tu corazón. Muchas veces las intolerancias se manifiestan como problemas del corazón, pálpitos o arritmias… Para poder hacer frente a todas esas situaciones necesitamos sanar y sellar la pared intestinal. Necesitamos cerrar esos agujeros en la pared intestinal. Por eso ni siquiera recomiendo hacer los test de intolerancia alimenticia, son muy caros. Y si tienes suficiente dinero y te haces los test verás que estás reaccionando a todo lo que comes, porque tu pared intestinal está dañada y todo se absorbe sin haber sido digerido. Así que, en vez de hacer todos estos test, mi sugerencia es que hagas la dieta de iniciación GAPS, porque eso cerrará tu pared intestinal, sellará los agujeros y la comida empezará a digerirse adecuadamente antes de absorberse. Y todas las alergias e intolerancias alimenticias desaparecerán.
He descubierto por casualidad a muchos niños en mi clínica que han tenido reacciones anafilácticas a huevos o cacahuetes, nueces o alguna otra cosa, y hemos visto que después de dos años con el protocolo GAPS el niño ya no tiene esa reacción. Los padres estaban preparados para llevar al niño al hospital, pero simplemente no hubo esa reacción, lo que demuestra que las reacciones anafilácticas también pueden desaparecer. Mientras sanemos el intestino y la flora intestinal, entonces el sistema inmunitario de repente dirá: “ahhh”, y se reequilibrará a sí mismo, se nutrirá correctamente, se desintoxicará, se limpiará a sí mismo y comenzará a funcionar de la manera que tiene que funcionar.
Usted dice en su web que: “La esquizofrenia y el trastorno bipolar son normalmente las dos caras de una moneda” ¿Cómo trata con su método GAPS las enfermedades de la mente? ¿Ha tenido resultados satisfactorios con estos problemas que para la psiquiatría oficial son prácticamente incurables?
Creo que es el único protocolo que puede curar la esquizofrenia. Y sin medicación de psicofármacos. Mi sueño es que un día nuestros hospitales psiquiátricos, cuando esta persona joven llegue con su primer ataque psicótico, que normalmente ocurre cuando tienen entre 18 y 21 años, en vez de ponerle medicación le pongan la dieta GAPS. Para la mayoría de ellos podemos manejar la situación y la persona no tiene que tomar medicación por el resto de su vida. Lo que está pasando ahora es que esta gente es encerrada, drogada con la medicación y sus consecuentes efectos secundarios terribles. Muy común es el sobrepeso, pero lo peor es la diabetes y los problemas de corazón. En su casa tienen una cocina llena de pan, galletas, dulces, azú- car, cereales para el desayuno, etc. Abres la nevera y está llena de refrescos y leche procesada pasteurizada. Y esto es lo que comen todos los días y por eso no pueden recuperarse. Por eso es necesario cambiar su dieta para sanar su intestino. A un esquizofrénico le lleva varios años recuperarse totalmente y tiene que quedarse con la dieta GAPS para el resto de su vida. No puede volver nunca a su dieta anterior, pero puede vivir y conozco a muchos que están trabajando y pagando sus impuestos, casándose, mudándose, terminando la universidad, viviendo una vida normal.
Las raíces de la salud humana se encuentran en el intestino. El ser humano es como un árbol y las raíces son la microbiota intestinal. Si un árbol tiene las raíces débiles o enfermas no puede estar sano. En cambio, un árbol con buenas raíces siempre será un árbol sano.
Por Luis Antonio Lázaro
Entrevista publicada en la Revista Vivo Sano nº19