El sueño es esa dimensión misteriosa que visitamos todas las noches, es parte fundamental de nuestras vidas, pero entraña grandes misterios, porque realmente, ¿sabemos qué hacemos mientras dormimos?
Cuando dormimos plácidamente durante toda la noche, no observamos la utilidad de abandonar la consciencia durante el tiempo que empleamos “aparentemente” solo en dormir. Eso es porque cuando dormimos bien todo funciona a la perfección; ahora, cuando no dormimos o dormimos fatal, podemos observar todo lo que se deja de hacer por nuestra salud, aquello que puede funcionar mal física, emocional y mentalmente, y que nos ofrecerá una clara perspectiva de lo imprescindible que es para nuestra salud el tiempo que dedicamos cada noche al sueño. En realidad, sin dormir nada, moriríamos a los pocos días y un sueño deficiente afecta negativamente a nuestro estado de salud física, a nuestras emociones y a nuestro estado mental. Por eso, dormir bien es fundamental para nuestra salud física, ya que durante el sueño recuperamos múltiples sistemas fisiológicos desgastados y erosionados durante nuestra actividad diurna, reparamos daños en tejidos y rearmamos nuestro sistema inmunológico.
Además, ordenamos toda la información percibida por nuestro cerebro de manera consciente e inconsciente y, así, el sistema mente-cerebro se deshace durante el sueño de lo intranscendente, reforzando y archivando en nuestra memoria solo aquello que es importante y necesario para nuestra supervivencia. A nuestro cerebro no le gustan los trasteros. Consecuentemente, si no dormimos o dormimos fatal, nuestro estado de salud mental se descompone, los procesos intelectuales y sociales se vuelven torpes, resulta difícil razonar y hablar, el pensamiento creativo desaparece y nos volvemos insociables; vamos, que nos transformamos en unos ojerosos e intratables gruñones.
A su vez, el cuerpo también se desmorona, el mal dormir conlleva una disminución de nuestra calidad y esperanza de vida al desestructurarse el sistema endocrino que se encarga de fabricar las hormonas que nos hacen dormir y despertar y, a la vez, también limpian y reparan hasta el último intersticio de nuestros complejos sistemas físico y psíquico con el objeto de mantenernos vivos, sanos y felices.
MELATONINA, SEROTONINA Y CORTISOL
La hormona que reina durante el sueño es la melatonina, es una hormona nocturna que precisa de su hormona precursora, la serotonina, que es una hormona diurna. Ambas son complementarias y se producen en la glándula pineal, en el centro del cerebro.
La glándula pineal es como una antena que percibe las fuerzas geofísicas que nos envuelven. La fuerza electromagnética en forma de luz, calor y pulsos variables del campo geomagnético, encienden y apagan los interruptores de la actividad endocrina de la glándula pineal conectándonos a los ciclos del día y la noche. ´
Durante el día, con la luz y el calor del sol, la glándula pineal fabricará serotonina, que servirá de precursora a la melatonina; sin serotonina durante el día, no habrá melatonina por la noche y no podremos dormir cuando llegue la hora. Y durante la noche, con la ausencia de luz y calor, y si ha habido suficiente serotonina, la glándula pineal fabricará la deseada melatonina, aquella que nos lleva a dormir y así poder reparar y limpiar el cuerpo y la mente.
Melatonina y serotonina son las chicas buenas, su labor conjunta nos hace dormir y curarnos.
NOCHE DE INSOMNIO: EL CORTISOL
La otra hormona presente en el sistema endocrino, que también influye en el sueño, es el cortisol, la hormona del estrés, que se produce en las glándulas suprarrenales. Esta hormona cumple el papel de antagonista de la melatonina, convirtiéndose en enemiga del sueño. Es la chica mala.
Cuando por distintos factores de estrés psicológico o fisiológico durante la noche aparece el cortisol, no podremos dormir. Y no solo eso, además, las diversas funciones metabólicas fundamentales para nuestra salud se irán al traste. Esa noche no habrá servicio de reparación y limpieza.
Obviamente no es muy interesante que el cortisol esté presente en nuestro torrente sanguíneo durante la noche. Para dormir y reparar solo necesitamos melatonina, la hormona que nos produce el placentero sentir del sueño.
A pesar de lo dicho, el cortisol es una hormona diurna que en cantidad adecuada nos mantiene frescos y despiertos, ayudándonos a cumplir nuestros propósitos. No olvidemos que el cortisol intenta conservarnos vivos estresándonos y manteniéndonos en alerta ante situaciones de riesgo.
Demasiado estrés es igual a demasiado cortisol, tanto de día como de noche. Tomarse la vida más relajadamente encauzará la acción del cortisol hacia su lado más luminoso, y seguro que nos dejará dormir durante la noche.
LA MEJOR NOCHE, SIEMPRE CON MELATONINA
Al llegar la noche la glándula pineal comienza a generar melatonina, va liberando la hormona poco a poco hasta alcanzar un máximo hacia la mitad del periodo nocturno, después va remitiendo hasta que sale el sol. Ahí es cuando el cortisol se vuelve útil haciéndose cargo del despertar. Pero esa es otra historia, recordemos que solo disponemos de melatonina si estamos durmiendo y en ese periodo es cuando la melatonina se hace cargo de sus funciones de reparación y limpieza. • Durante el sueño, la melatonina mantiene y restaura las hormonas anabólicas y los ciclos de sus receptores, la testosterona, la somatotropina u hormona de crecimiento y la insulina.
- -Protege contra el síndrome metabólico, que influye en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y en la diabetes de tipo 2.
- -Potencia la respuesta del sistema inmunológico aumentando la presencia de linfocitos T y macrófagos en el torrente sanguíneo.
- -Cumple funciones anticancerígenas como inhibidor de la aromatasa y de la telomerasa, provoca la apoptosis (muerte celular) de las células cancerígenas.
- -Es antioxidante, antiinflamatoria, neuroprotectora y retrasa el envejecimiento celular y, además, ejerce una potente acción antidepresiva.
Está claro, para estar sanos hay que dormir bien, así que, por la noche solo melatonina. El cortisol solo debe venir a despertarnos a la salida del sol y ayudarnos a mantener nuestra energía vital en las mejores condiciones durante el resto de la jornada.
La presencia de cortisol en el torrente sanguíneo afecta al almacenamiento y procesamiento de los carbohidratos. Al dejar de metabolizar azúcares estos se incrementarán en la sangre, aumentando el riesgo de desarrollar una diabetes de tipo 2, asimismo:
- -Acumulará grasa abdominal, produciendo obesidad.
- -Incrementará el desarrollo de enfermedades cardiovasculares aumentando la presión arterial y el riesgo de infarto.
- -Suprimirá el sistema inmunológico y disminuirá la formación ósea.
- -Además, es durante la noche, al dormir, cuando el cerebro se deshace de los desechos metabólicos.
YA ES DE DÍA, LLEGA EL SOL Y LA SEROTONINA
Es la hora de la serotonina, llega el día y la glándula pineal se baña en la luz y el calor solar para producir serotonina. Esto es muy importante, pues recordemos que sin serotonina no habrá materia prima para fabricar la melatonina necesaria para la noche. Pero para ello, además de la luz y el calor del sol, también es preciso ingerir nutrientes ricos en triptófanos, ácido fólico y vitamina B, como pescado azul, carne, huevos, lácteos, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas, frutas y verduras de temporada y chocolate negro.
La fórmula de la serotonina: buenos alimentos y luz solar.
Así que es muy importante, si queremos dormir bien durante la noche, buscar un tiempo durante la jornada para bañarnos en luz solar.
Además de estar ahí para que pueda haber melatonina a la noche, la serotonina también cuida nuestra salud regulando la función y movimiento intestinal, y reduce el apetito después de comer.
En situaciones apuradas actúa en la eliminación de tóxicos ingeridos, provocando el vómito y la diarrea para expulsar el agente tóxico, y también interviene en el control del sangrado de las heridas, produciendo vasoconstricción y coagulando la sangre.
Y mi favorita: influye en el estado de ánimo, controla la ansiedad y “estimula la felicidad”.
En los estados depresivos, la serotonina se encuentra en niveles muy bajos en la sangre.
LA INFLUENCIA DEL AMBIENTE EN EL DORMITORIO
El ambiente en el que vamos a descansar es fundamental. Ya hemos visto cómo las hormonas que intervienen en el sueño tienen una estrecha interrelación con las fuerzas geofísicas en resonancia con la glándula pineal.
La luz del sol, el calor y el magnetismo terrestre tienen una influencia directa en la producción o inhibición de la serotonina durante el día y la melatonina durante la noche.
Así, la temperatura y la luz son fundamentales para el buen descanso. Mucho calor inhibe la secreción de melatonina durante la noche; la luz, aun cuando se trate de un pilotito de esos del cargador de móvil, o de si tienes un WhatsApp, interrumpen la producción de melatonina, por eso dormimos tan bien en el invierno, cuando los niveles de luz y calor se encuentran en mínimos. Lo difícil es dormir con calor, y no digamos con las luces encendidas. Eso nos lleva a los dispositivos electrónicos con pantallas de luz LED. No dan calor como para desvelarnos, pero no podemos esperar que nos venga el sueño pegados a la pantalla del smartphone, de la tablet o del portátil. Su luz, tan próxima, tan intensa y parpadeante, no va a dejar que el sueño venga a vernos sin luchar. Así que, si tenemos dificultades para conciliar el sueño, mejor leer un libro en las últimas horas del día. Los libros electrónicos también valen, no emiten luz.
Pero la glándula pineal también puede resonar con luces imperceptibles a los sentidos, y se interrumpirá la generación de la melatonina si existen fuentes de contaminación electromagnética influenciándola, y os sorprenderá la cantidad de fuentes electromagnéticas que están presentes en un dormitorio. Cualquier electrodoméstico enchufado puede hacerlo, así que todos desconectados o lo más lejos posible de la cama. Y atención, algunos de los que están al otro lado de la pared del cabecero, también generan campos que atraviesan las paredes sin merma alguna, como los motores de los frigoríficos o las calderas de gas, los cuartos de contadores, el transformador de un radiocasete de los años 80 que no se desenchufa nunca. Son cosas que he visto, y cerca del cabecero de la cama los campos interfieren en la producción de la melatonina.
Sería un ejercicio interesante, dar una vuelta por la casa con ojo crítico.
Luego está lo que no se ve, como el cableado de la instalación eléctrica que discurre por tubos dentro de las tabiquerías. Por extraño que parezca, suele tratarse de la principal fuente de exposición electromagnética durante la noche. A pesar de estar las luces de la habitación apagadas, el circuito eléctrico puede encontrarse en carga y dispersar campos eléctricos al ambiente saturando nuestros niveles eléctricos corporales por estar cerca de la fuente. Estos campos eléctricos pulsan en frecuencia de cincuenta hercios, interrumpiendo la normal actividad de la glándula pineal. Además, la exposición a los campos eléctricos alternos, estimula la secreción de cortisol, así que, sin melatonina y con cortisol, la noche de insomnio está servida.
No olvidemos las fuentes de emisión de los dispositivos inalámbricos, hay dormitorios en los que además de contar con buenas almohadas, también hay teléfono inalámbrico y routers WiFi a menos de dos metros del cabecero de la cama. Igual nosotros no, pero la glándula pineal, las suprarrenales y otros sistemas influenciables por las fuerzas electromagnéticas lo saben, así que abrirán y cerrarán grifos hormonales que no te dejarán dormir.
Luego están las distorsiones del campo geofísico local, producidas por acontecimientos geológicos, las estructuras del edificio o ese cabecero tan original, realizado con la barandilla de un balcón de hierro fundido de finales del siglo XIX, que, además, tiene una permeabilidad magnética impresionante. Vamos, cosas que he visto.
Para este caso también vale la bañera de hierro fundido del otro lado del cabecero de la cama o el pilar de hormigón armado que cae justo al lado izquierdo de la cabecera de la cama.
Un campo geomagnético retorcido por la polaridad de los materiales ferromagnéticos cercanos al cabecero de la cama, también sabe hacerle señales a la glándula pineal.
En ocasiones, las fuentes de emisiones electromagnéticas se encuentran en la casa del vecino, o forman parte de las instalaciones técnicas con función pública, como las líneas de suministro eléctrico, alumbrado público, transformadores urbanos o antenas de telefonía móvil.
Por casos como este, y teniendo en cuenta que no somos expertos en la materia, si después de haber puesto en práctica la mayoría de los requisitos que impone Morfeo para llegar a su mundo, no logramos ni siquiera el visado para pasar en su reino una sola noche, mejor sería contar con la atención de un analista en salud geoambiental, quien dispondrá de los medios y conocimientos precisos para alumbrar las causas, si las hubiera, y buscar la solución más adecuada al problema ambiental específico.
Y para finalizar, un factor para nada invisible a los sentidos, el ruido presente en el dormitorio. Poco hay que decir de este factor, con ruido no se descansa, pero igual con sonidos, sí. Disfrutar de cierto silencio o, mejor aún, encontrarse envueltos en sonidos naturales típicamente nocturnos, como el canto de grillos y ranitas, el sonido del agua y la lluvia, el susurro del aire en las hojas de los árboles, etc., es muy confortable. Se trata de los sonidos nocturnos junto a los que hemos evolucionado durante millones de años, si los oíamos todo iba bien y se producía melatonina. Ahora, cuando de repente se silenciaban los cantos nocturnos, igual era el momento de que el cortisol se pusiese a trabajar y nos despertase con objeto de seguir manteniéndonos vivos.
Ahora bien, muy diferentes son los ruidos artificiales, como los zumbidos producidos por la actividad de los electrodomésticos, chirridos de mecanismos, tráfico nocturno, ruidos repentinos o por los bajos de la verbena de las fiestas locales dando la maza. Si estos ruidos activan los mecanismos de estrés, se producirá cortisol.
A LA CAMA
Ahora que conocemos bien la relación que ejerce el ambiente en nuestro sueño y por lo bien que le sienta a nuestra salud dormir, merecerá la pena tener en cuenta estos consejos para que las noches nos cuiden:
- -Baño diario de luz solar.
- -Dieta rica en triptófanos, ácido fólico y vitamina B.
- -Hacer una cena ligera.
- -Estar seguro de no estar viviendo una etapa de estrés por situaciones laborales, familiares o sociales. Demasiado cortisol.
- -Contar con un lecho cómodo y manufacturado con materiales biocompatibles. Nada de colchones de muelles y evitar los cabeceros metálicos.
- -Tener silencio, o estar envueltos en sonidos naturales.
- -Evitar los ruidos artificiales, como los zumbidos producidos por la actividad de los electrodomésticos o el tráfico nocturno.
- -Temperatura más bien baja, mejor con mantita. Habrá mucha más melatonina.
- -Nada de luz o informaciones lumínicas artificiales, aunque sean diminutas, como las del pilotito ese que parpadea, parpadea, parpadea…
- -Nada de leer o ver en la cama tu serie favorita en el smartphone o en la tablet. No habrá melatonina, y seguro que echaremos la culpa a lo adictiva que es la red social, la novela o la serie, que también. No olvidemos que, además, el exceso de información tiene que procesarlo el cerebro guardando y tirando, y eso requiere energía, y el sistema puede no completar todo el programa laboral nocturno si le damos mucho que hacer.
- -Desconectar la electricidad, mantener los electrodomésticos e instalación eléctrica sin actividad. Cuantas veces los problemas de sue- ño de muchos de nuestros clientes, desaparecen cuando dejan de estar inmersos en la actividad de los campos electromagnéticos producidos por la instalación eléctrica de la casa o alguno de los aparatos activos cercanos a la cama.
- -En algún caso, la propia cama puede ser la responsable; una cama eléctrica articulada llega a generar campos iguales a los existentes en la puerta de un transformador de la compañía eléctrica.
- -Ojo con la nevera, si desconectamos la electricidad debe seguir funcionando si queremos conservar la compra de la semana. Hay que conocer los circuitos correspondientes; lo mejor sería contar con un profesional que nos ayudase a adecuar la instalación.
- -WiFi apagado y teléfono inalámbrico (DECT) desenchufado o sustituido por otro de tecnología FULL ECODECT.
- -Los circuitos de distribución, alumbrado y comunicación de nuestros vecinos o los del propio municipio pueden tener influencia en nuestro dormitorio y en nuestro lecho. En ocasiones, las fuentes vecinas y urbanas son las causantes de dar al traste con nuestros ansiados deseos de soñar; no deja de ser ruido de la calle que escuchará perfectamente nuestra glándula pineal.
Y recuerda, un analista en salud geoambiental cualificado, siempre puede ayudarte a identificar y corregir aquellos factores que por complejidad técnica o desconocimiento pueden estar estropeando tus noches sin saberlo. Felices sueños.
FERNANDO PÉREZ FERNÁNDEZ. Vicepresidente de la Fundación para la Salud Geoambiental
Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº20