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Medicina integrativa y terapias complementarias

Apoyo integral al paciente oncológico. El papel de la Medicina Integrativa

08 Abr, 2019 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

El diagnóstico de cáncer en una persona representa un mazazo. A pesar de los notables avances en el diagnóstico y en los tratamientos, para una persona normal el término “cáncer” es distinto al de cualquier otra patología. Eso desde el plano individual, porque desde el plano colectivo el cáncer es ya no sólo la segunda enfermedad en importancia numérica, sino que además los datos epidemiológicos no son esperanzadores, aumenta año a año. Las cifras del año pasado en España suponían que 280.000 personas eran diagnosticadas y fallecían 130.000 (datos del informe anual de SEOM, sociedad española de oncología médica). Hoy hay cerca de 800.000 personas en España que padecen cáncer y están tratándose. En los últimos cuatro años aumentó un 14%. Los riesgos de padecer cáncer a lo largo de la vida de un varón son de 1:2, y en mujeres es 1:3. Cifras muy importantes.

El cáncer representa más de 300 enfermedades diferentes, y cada una de ellas es diferente en cada persona, no por la clasificación o situación a la que la oncología tiene por costumbre definir, sino porque realmente podemos decir que el conjunto de circunstancias en una “persona con cáncer” nos obliga a matizar pronósticos y evolución de tratamientos.

Para la medicina el cáncer es todavía, en parte, una incógnita y un gran reto. Un reto humano, un reto científico. Se llevan gastados muchos millones de dólares desde la propuesta de Nixon en 1971 del National Cancer Act, que representó históricamente el pistoletazo de salida para el gran objetivo de “eliminar el cáncer”. Diferentes autores han publicado artículos críticos con el enfoque de la política de investigación que indicó esa fecha y esa acta, caso de John C. Bailar III, profesor emérito de Salud Pública de la Universidad de Chicago, que ya en 1986 publicó en New England Journal Medicine Public, un trabajo titulado: “¿Progreso contra el cáncer?”. Estos autores señalan que más bien debería haberse destinado muchos más recursos y esfuerzos no tanto a los tratamientos como a la prevención. Hoy podemos decir que el mejor tratamiento del cáncer es “no tenerlo”.

Para la Medicina Integrativa el abordaje oncológico se hace en el conjunto del paciente (tabla 1). Sus acciones son bajo evidencia y principio de precaución (la ausencia de certeza científica no debe servir de motivo para no actuar de manera que se eviten daños), pero esta situación nos obliga a extremar la prudencia. La Medicina Integrativa tiene en cuenta todos los niveles del paciente y le pide su colaboración activa y su participación. Desde este espacio la Medicina Integrativa supera las limitaciones actuales y aprovecha los valiosos recursos de la medicina científico técnica. Suma, no limita o sustituye; multiplica, no divide.

La medicina actual profundizó en sus aspectos técnicos, pero se deterioró en la relación terapéutica. Se ha llegado a señalar que los oncólogos han dejado de ser médicos para ser simplemente quimioterapeutas, y que cuando sus pacientes o los tratamientos ortodoxos oncológicos ya no avanzan se deshacen de ellos trasladándolos a cuidados paliativos o a sus médicos de familia. Pero fuera de los tratamientos quimioterapéuticos (que son esenciales) hay medicina y hay cuidados. El incremento de pacientes y el aumento de costes de estos tratamientos han levantado ya críticas vertidas sobre la industria farmacéutica y sobre determinadas indicaciones médicas (hay nuevos fármacos extremadamente caros que realmente no aportan beneficios significativos sobre los pacientes en comparación con los existentes). Las quejas de los pacientes se centran en estos aspectos y en la falta de atención tras los tratamientos.

Por fortuna nos encontramos cada vez con más frecuencia con pacientes que superan un cáncer, son los denominados “supervivientes”. No hay una política de actuación global sobre ellos más allá de las famosas revisiones periódicas en busca de una recidiva. Se calcula que ya hoy en Estados Unidos representan más de 10 millones de personas y cada año se incorpora un millón más. A estos hay que ofrecerles algo más. Ahí la Medicina Integrativa les reconduce hacia hábitos adecuados: adecuada nutrición, evitar racionalmente los tóxicos medioambientales, práctica adecuada de ejercicio físico, sueño correcto, un nuevo modelo de pensamiento propio y actuación social: tomar el mando de su vida.

APOYO PSÍQUICO AL PACIENTE Y A SUS FAMILIARES

Dentro de los programas integrativos del paciente con cáncer, la esfera emocional y psíquica es esencial. La propia oncología lo aceptó y tuvo que “introducir” unidades de psicooncología en aquellos espacios que buscaban calidad de servicios. Las relaciones clásicas (ya explicada por la escuela hipocrática) entre depresión y cáncer obliga a tratar los cuadros depresivos con terapias no farmacológicas como un aspecto preventivo del cáncer. Los estudios de Spiegel también señalaron la importancia de la psicoterapia en la mejora de la calidad de vida dentro del tratamiento del paciente ya con un tumor maligno.

Frente al diagnóstico el paciente sentirá miedo, culpa, tristeza, ansiedad… Pero ¿qué hubo antes? Las conexiones entre la inmunodepresión y los síntomas bajo grado emocional son ya una realidad científicamente probada aunque todavía algunos no los hayan estudiado. La negación del proceso, la depresión asociada, la culpa (nadie merece un cáncer, frente a la idea errónea: ¿qué habré hecho yo para merecer esto?) deben orientarse hacia aspectos positivos que busquen sanación y salud.

La Medicina Integrativa puede abordar estos problemas con terapias en grupo coordinadas por un profesional experto o con terapias individuales en pacientes que no se sientan cómodos en grupos: con un psicoanálisis individual, mejorando actitudes, tolerando la incertidumbre, reduciendo sentimientos de culpabilidad. Y sirve tanto para el paciente en tratamiento como para los supervivientes, los pacientes que hayan superado un cáncer. Estas terapias facilitan establecer alianzas de curación.

LA IMPORTANCIA DE LA NUTRICIÓN EN LA PREVENCIÓN Y EL TRATAMIENTO COMPLEMENTARIO DEL CÁNCER

El papel de la alimentación y la nutrición dentro del tratamiento oncológico sigue estando desasistido, ni siquiera está en la lista de actuaciones. Es fruto de varios acontecimientos: en primer lugar, el escaso papel en la formación médica de este campo, la escasa participación de los especialistas (los nutricionistas) en los equipos oncológicos. Es un gran tema a resolver. Para la Medicina Integrativa, especialmente en CMI-Clínica Medicina Integrativa, la nutrición es un pilar fundamental. Todos nuestros pacientes reciben un programa nutricional independientemente de su diagnóstico (no hablo de dieta al uso). Estos programas son una herramienta imprescindible. Es una de las claves para mejorar su calidad de vida y su rendimiento respecto al tratamiento. En la prevención del cáncer cada día son más los estudios que avalan que la incidencia de cáncer podría ser prevenible con medidas relacionadas con la nutrición; por ejemplo, el estudio EPIC, realizado en 10 países, estima que hasta en un 40%.

Nuestros pacientes reciben dietas antiinflamatorias, dietas cetógénicas y dieta donde los ciclos de ayuno/detoxifcación se controlan por nutricionistas especializados. En cada fase la nutrición tiene su papel (Tabla 4).

¿POR QUÉ USAR UN MODELO DE MEDICINA INTEGRATIVA EN EL TRATAMIENTO ONCOLÓGICO?

Muchos pacientes y familiares se preguntarán qué gana o qué puede aportarles un tratamiento integrativo. Las personas que llegan a CMI-Clínica Medicina Integrativa buscando este modelo pertenecen a cuatro grupos: en primer lugar, los que desean anticiparse al cáncer. Nadie piensa en un cáncer. Es lo normal. No se vive bajo ese pensamiento por eso cuando llega es un hecho devastador, inesperado. ¿Por qué a mí? Sólo un escaso porcentaje de los tumores malignos son de origen hereditario, menos de un 7%, según diferentes estadísticas, lo que implica que es nuestro vivir el que lleva a una agresión permanente y constante a nuestras células.

Se sabe que los tumores se llevan bien con los procesos inflamatorios de base, con factores que llevan a la situación de un espacio intercelular alterado, intoxicado, creando un ambiente inadecuado, que se lleva bien con la presencia de radicales libres en exceso, con fenómenos de prooxidación que son similares a los factores que nos envejecen: dormir mal, comer inadecuadamente, tener una vida llena de estrés mal gestionado, malas relaciones sociales, exposición inadecuada a tóxicos de forma reiterada (no solo el hecho de fumar ya conocido, sino los nuevos avances en el conocimiento de metales pesados, que podemos compensar con un sistema inmune estable, un hígado que detoxifica adecuadamente, que nos limpia, un sistema base de defensa de la microbiota), el papel de los virus, sedentarismo, no moverse, ganar peso y ganar masa grasa es la lista de los malos actos, de los que a veces hay varios y multiplican su acciones.

Detectarlos y poner en marcha cambios, tomar el control de la vida es ya un elemento esencial para prevenir la enfermedad cancerosa. No significa evitarla al cien por cien; nadie asegura nada, pero si es poner las condiciones difíciles para que las células no se desestabilicen. Prevenir es la mejor manera de tratar el cáncer. Poca gente lo entiende. Poca gente lo hace. Poca gente se toma el tiempo y el momento para cuidarse. La mayoría nos dejamos llevar. No es buena idea dejarse “llevar”.

Un segundo grupo es el paciente que ha superado un tumor. Cada vez más existe este grupo de población que la oncología logra salvar. Se define al paciente que ha superado el cáncer sin recidivas en cinco años. Se sabe que la incidencia y probabilidad de adquirir otro tumor dentro de este tiempo es mayor en los pacientes que han superado un cáncer. Desafortunadamente la oncología sólo hace una cosa: realiza controles periódicos buscando la recidiva precoz. No hay programas específicos para los supervivientes, no se les informa, no se les da pautas. —¿Qué hago ahora, doctora? —Nada especial, viva. No hay más. Representan unos 10 millones en Estados Unidos y cada año uno más. La Medicina Integrativa tiene recursos al igual que en la fase de prevención: dietas antiinflamatorias, dietas cetógenicas, ciclos de ayuno intermitente, control de masa grasa, estimulo del sistema inmune con productos naturales, control de la microbiota y evitar la disbiosis, potencia las vías de detoxificación hepática favoreciendo la “limpieza” de toxicidad del espacio intersticial, del tercer espacio, o espacio de Pischinger. Trata de equilibrar el sistema cerebro/adrenal, reduciendo niveles excesivos de cortisol, mejorando el sueño normalizado, enseñando técnicas de sanación como meditación, yoga, coherencia cardiaca, planteando un programa de ejercicio físico adaptado, regulando las alteraciones micronutricionales: ¿Cómo está su nivel de vitamina D? ¿Cómo está su nivel de homocisteína? ¿Cómo está la relación ácido araquidónico/EPA?, etc., es el enfoque de una medicina muy funcional y bioquímica donde los sistemas orgánicos se relacionan entre sí y buscan su equilibrio.

Un tercer grupo: los que tras el diagnóstico reciben tratamiento ortodoxo de quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia. Buscamos los elementos sutiles que hayan podido inducir un cambio celular: buscamos si la presencia de tóxicos medioambientales se relacionan, si los virus Epstein Barr están incidiendo, si hay factores “ocultos” que han participado y siguen participando en la lesión celular. Si se encuentran, tratamos de anularlos con terapias de apoyo al hígado. Apoyar al sistema gastrointestinal y el equilibrio enterohepático mejoran la aceptación del tratamiento, se reducen los efectos secundarios, equilibrando la microbiota, reforzando el sistema inmune, que es el que fnalmente lucha contra el tumor. Hay numerosos instrumentos, todos validados en trabajos científicos, que apoyan al tratamiento oncológico estándar: nutrición, microinmunoterapia, suplementación nutricional probióticos, altas dosis vía parenteral de vitamina C, ozonoterapia, técnicas de meditación, masajes, acupuntura, grupos de apoyo…

Cuando se utilizan los dos brazos: el conocimiento de la medicina alopática y el trabajo correcto de la medicina complementaria, bajo principios de seguridad y rigor, y de forma coordinada, mejora la calidad de vida y la posibilidad de resultados positivos. La propia oncología se da cuenta de la necesidad de reorientarse. Lo está haciendo por demanda de los pacientes y por sus resultados. Es la mezcla de ciencia y arte. El paciente colabora, se reduce su ansiedad y su temor, su inquietud e incertidumbre. Y se genera esperanza, no falsa, no esperanza falseada. La esperanza que se necesita para abordar situaciones difíciles de la vida.

JOSÉ F. TINAO MARTIN-PEÑA

CMI-Clínica Medicina Integrativa

www.medicinaintegrativa.com

Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº22

08 Abr, 2019 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

Entrevista: Dra. Alejandra Menassa de Lucía

27 Sep, 2018 - Entrevistas Vivo Sano, Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

El papel de las emociones y lo psíquico en la salud y la enfermedad.

HAY FRASES QUE ENFERMAN Y FRASES QUE CURAN. AUNQUE NUNCA CURA LA PALABRA SOLA, LO HACE LA PALABRA EN EL SENO DE LA RELACIÓN TERAPÉUTICA.

La Dra. Alejandra Menassa de Lucia es una médico internista con amplia formación en el campo del psicoanálisis y la medicina psicosomátca (ha escrito varios libros sobre ello y dirigido varios cursos de formación especializada) y desde hace unos años trabaja bajo el modelo de la Medicina Integrativa en CMI-Clínica Medicina Integrativa. Es presidenta de la SESMI (Sociedad Española de Salud y Medicina Integrativa). Va a comenzar a dirigir un nuevo curso: Medicina Mente-Cuerpo, en el campo de la medicina psicosomátca en la Escuela de Salud Integrativa (ESI) y es miembro del Grupo Cero, una entidad de pensamiento y estudio en el campo del psicoanálisis. Además, es una poeta con numerosos libros publicados.

¿Se es mejor médico cuando, como usted, se tienen otros intereses o conocimientos de otros campos?

Yo creo que los humanos tenemos la posibilidad de desarrollar muchas facetas y a veces no lo hacemos, pero si trabajáramos para ello, todos podríamos. Hay un poeta en cada humano, si lo dejas salir. La faceta creativa te abre la mente, leer poesía sirve para escuchar mejor a los pacientes. Cuando le preguntaron al prestigioso médico inglés Sydenham: “Maestro, ¿qué debo leer para ser mejor médico?” Él contestó: “Lea a Shakespeare, hijo”. Creo que un médico que limita su campo de lectura exclusivamente a textos médicos, se pierde muchas cosas maravillosas del mundo.

Una de sus áreas de trabajo es el campo de las emociones y de lo psíquico. Es enormemente interesante. ¿Qué papel tiene el campo psíquico en la salud y en la enfermedad en el ser humano?

No hay nada que pase en un sujeto sin participación de su psiquismo, tampoco la enfermedad orgánica. No podemos pensar lo humano solamente como una serie de reacciones bioquímicas, esa teoría se llamó reduccionista, porque reduce la complejidad de lo humano a lo biológico. Es como hablar de libros y aludir sólo al papel y a la tinta, en lugar de al contenido. Hay un psiquismo: deseos, anhelos, odios, envidias, amor. Todo esto, según la relación que tengamos con ello, puede llegar a enfermar el cuerpo. Vivimos en frases: las frases que de pequeños nos decía nuestra mamá, las frases de algún profesor malintencionado, por ahí, los que tienen más suerte, las frases de algunos libros que han leído. Hay frases que enferman y frases que curan. Aunque nunca cura la palabra sola, lo hace la palabra en el seno de la relación terapéutica.

Si es así lo que nos cuenta, no es habitual que la medicina lo acepte y lo incorpore para evaluar al paciente de forma normalizada. Muchas veces en la orientación puramente psiquiátrica se usan sólo los fármacos. ¿Por qué ocurre esto?

Eso ocurre porque se piensa la enfermedad psíquica y la física desde ese paradigma reduccionista, si yo creo que el hombre es una máquina bioquímica, pues lo pienso todo como un desarreglo bioquímico y lo trato con química. Pero el psicoanálisis nos propone pensarnos como sujetos del lenguaje. Es otra dimensión. La medicina tuvo a principios del siglo XX un auge tremendo de nuevas técnicas: radiología, electrocardiografía, microbiología, y esto hizo que toda la atención se desviara a lo orgánico, dejando relegado lo psíquico a los filósofos, pero eso nos lleva a hacer una medicina casi mecánica, sin alma, sin tener en cuenta, por ejemplo, que un sentimiento de culpa puede mantener una enfermedad, puede hacer que, aun recibiendo un tratamiento correcto ese paciente no se cure. El efecto placebo no es otra cosa que el médico. Los médicos somos el primer placebo. La relación médico paciente es lo primero que cura. Hay un estudio australiano muy interesante que se da cuenta de eso. En el placebo, la pastilla vacía, no hay medicamentos, no hay fármacos, pero si hay principio activo, porque esa pastilla va acompañada de la sonrisa del médico, rodeada de sus palabras de aliento, etc. Eso es lo psíquico que cura…

Claro, el modelo de Medicina Integrativa no tiene este problema. ¿Cómo lo enfoca desde este modelo?

Bueno, el modelo de Medicina Integrativa no es reduccionista, no piensa al paciente como un saco de alcoholes, aldehídos, bases, ácidos, tiene en cuenta todo eso, pero además tiene en cuenta que todo eso pasa en un sujeto que sufre, ríe, llora, calla, habla, ama, desea. Pero creo que la Medicina Integrativa se acerca a lo psíquico desde muchos lugares y cuando no se tiene una teoría bien asentada de lo psíquico, como es el psicoanálisis, con más de 2000 páginas escritas de fundamentación teórica científica, a veces uno se desvía y se pone un poco esotérico. Por eso hay que ser cauteloso, hay una proliferación de terapias y gurús actualmente y no todo vale, no todo sirve. La Medicina Integrativa hace una historia clínica donde se tiene en cuenta cuándo enfermó ese paciente, en qué momento de su vida, en qué circunstancias. La enfermedad tiene íntima relación con la vida del paciente.

A veces se ve muy claro: cáncer de pulmón y tabaco; enfermó porque fumaba, se dice, pero ¿por qué fumaba si sabe que el tabaco puede matar? ¿Por qué uno hace a veces cosas autodestructivas? Esas preguntas se hace el psicoanálisis. No se detiene en: el tabaco produce cáncer de pulmón y de otras muchas localizaciones, no solo de pulmón. El psicoanálisis puede aportar mucho a la Medicina Integrativa.

Usted es internista, ha trabajado muchos años en el sistema nacional de salud en un gran hospital de Madrid, al mismo tiempo, como estudiante de medicina, se formó como psicoanalista y ahora está centrada en el campo de la Salud y de la Medicina Integrativa. Por su trayectoria y la filosofía de la salud integrativa casi podríamos decir que representa “el ejemplo de profesional ideal”. ¿Cómo se llega a ello? ¿Qué ventajas ha encontrado o ha descubierto al trabajar en este nuevo modelo de atención y cuidados?

Yo no pretendo ser el ideal de nada, pero me doy cuenta de que tengo una ventaja a la hora de atender a los pacientes, porque cuando hago una historia clínica, escucho los síntomas desde una perspectiva puramente médica, haciendo ya un diagnóstico diferencial según el paciente va hablando, digamos que lo encuadro en un cuadro clínico determinado, y a la vez escucho qué le pasa a ese paciente con esa enfermedad concreta, qué relaciones son importantes para él, en qué momento enfermó, de qué le exime esa enfermedad, para qué la usa, porque hay pacientes que con su enfermedad “someten a toda la familia”, y hay otros que no, que no usan su enfermedad… Y a la hora de tratar a los pacientes es muy útil tener en cuenta los factores psíquicos. Hay casos que son irresolubles si estos factores no se tienen en cuenta. Por eso la Medicina Integrativa es mi ideal de medicina, porque incluye todos esos factores, lo biológico, por supuesto, pero también lo psíquico. En realidad, este dualismo, esta división que hacemos de psíquico y somático, es para estudiarlo, para establecer un modelo teórico, pero no hay tal separación, todo lo que pasa en el cuerpo impacta en la mente y viceversa, hay una figura topológica que es la banda de Moebius, que nos permite entender esto, la banda de Moebius parece que tuviera dos caras, pero en realidad tiene una, el exterior se continua con el interior, sin solución de continuidad. Eso pasa con mente y cuerpo, no son una sin la otra.

El psicoanálisis a pesar de ser el “padre y la madre” de los estudios de lo psíquico, está en gran parte prejuzgado, mal estudiado y a veces mal practicado. ¿Qué característica debe ocurrir para tener y recuperar el papel que le corresponde dentro de la práctica médica?

Si, y esto pasa también entre los médicos integrativos, algunos rechazan sin conocer, o por rumores; esto no parece muy científico y me apena. Yo entiendo que el psicoanálisis genere resistencias, porque muestra verdades propias que el enfermo ha hecho todo lo posible por ocultar, por reprimir, y el psicoanálisis las saca a la luz y te dice: afronta esto, porque si no lo afrontas, te seguirá enfermando, esa es la única manera de curar. Es una molestia, una incomodidad necesaria para dejar de estar constantemente incómodo con la enfermedad.

¿Qué papel tiene hoy en día la medicina psicosomática en un tiempo histórico tan exigente con todos en el día a día? ¿Cómo ve usted, desde su experiencia y sus consultas en sus pacientes, la realidad de hoy?

Yo creo que este es el siglo del estrés, es el siglo de la angustia. Los ansiolíticos son número uno en ventas. Mucha gente estresada. Un cuadro que vemos muchísimo en las consultas son pacientes que llegan diagnosticados de trastorno de ansiedad, medicados con ansiolíticos, con mucha sintomatología digestiva, diagnosticada habitualmente de colon irritable, y también medicados. Y muy cansados, tremendamente cansados. Algunos filósofos llaman a esta sociedad la del cansancio. Esto se traduce en términos de la Medicina Integrativa en un cuadro de disbiosis, una alteración de la microbiota intestinal, con fatiga adrenal, las glándulas suprarrenales o glándulas del estrés totalmente exhaustas, agotadas, con lo que el paciente no puede manejar situaciones de tensión y cualquier imprevisto le desborda y tiene un cansancio brutal. Pero, antes de toda esta sintomatología orgánica, ¿cómo empezó todo? Lo primero fue la angustia, una personalidad hiperexigente y perfeccionista, temerosa de su salud y la de sus familiares, con una visión pesimista del futuro, insomnio, etc. Hay que tratar esa angustia, y el psicoanálisis es un magnífico instrumento para eso, porque ese fue el inicio de todo. Ahora, después de muchos años de angustia y ansiedad mantenidas, ya hay varios órganos deteriorados en su función y hay que hacer una intervención médica, pero si no tratamos la angustia, el desencadenante de todo, volveremos en poco tiempo a tener a ese paciente en la misma situación.

Van a coordinar un programa muy interesante para profesionales sobre esta especialidad. ¿Qué van a encontrar los que finalmente se apunten a este curso de especialización?

Si, este año será la primera edición del Curso de Medicina Mente cuerpo en ESI. Es como ahora se conoce a la Medicina Psicosomática. Desde el 2001 estamos impartiendo en la Escuela de Psicoanálisis Grupo Cero un Seminario de Medicina Psicosomática, así que en este curso se resumirá ese saber adquirido estos 17 años. De ese Seminario, hay varios libros publicados, muchos casos revisados. Lo primero que se van a encontrar los alumnos son profesionales con muchísimos años de experiencia clínica y con mucha experiencia docente; hemos hecho un gran esfuerzo de condensación. Ahora hay todo un movimiento científico que está trabajando para amalgamar los conocimientos de la Neurociencia con los del Psicoanálisis. Se han hecho estudios con resonancia dinámica y se ha visto que hay cambios positivos en la actividad cerebral después de unos meses de terapia, además se han comparado las terapias breves con el psicoanálisis y se ha visto mayor efectividad de este último. Los trabajos de Candace Pert han abierto el campo de la psiconeuroinmunología, la influencia de las emociones en el sistema inmune y endocrino son innegables, como muestran numerosísimos ensayos.

El psicoanálisis es un instrumento magnífico para los profesionales y para los pacientes. Hemos realizado unos vídeos con casos clínicos, con sesiones, para que los alumnos vean los ejemplos más frecuentes de pacientes y cómo se trabaja en psicoanálisis. Es un curso muy logrado. Aprenderemos a reconocer cuando un caso no va bien qué factores psíquicos pueden estar actuando ahí: ¿depresión?, ¿culpa que busca castigo en la enfermedad?, ¿cuál es la ventaja que obtiene el paciente por enfermar que le hace no querer perderla y por eso no cura? Todo eso vamos a ver en el curso y mucho más.

HAY TODO UN MOVIMIENTO CIENTÍFICO QUE ESTÁ TRABAJANDO PARA AMALGAMAR LOS CONOCIMIENTOS DE LA NEUROCIENCIA CON LOS DEL PSICOANÁLISIS.

 

Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº20

27 Sep, 2018 - Entrevistas Vivo Sano, Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

La dieta integrativa, una nueva forma de ver la vida

13 Jul, 2018 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Nutrición y hábitos saludables, Persona sana, Revista

La dieta integrativa es un nuevo concepto de dieta que se fundamenta en los principios de la medicina integrativa, que considera a la persona de una manera holística (cuerpo, mente y espíritu) y estudia las conexiones existentes entre el entorno y la fisiología de nuestro organismo para llevar un estilo de vida más natural, intuitivo y sanador.

La dieta integrativa se considera una herramienta fundamental en el tratamiento de cualquier enfermedad crónica, pero no se trata de una dieta especifica válida para un pequeño grupo de personas, sino de un patrón de estilo de vida que puede aplicarse desde la infancia y cuyo principal propósito es la prevención de las grandes epidemias de nuestros días, como la obesidad y el síndrome metabólico, la diabetes, las enfermedades autoinmunes, las inflamatorias o las cardiovasculares.

La dieta integrativa se considera una Herramienta fundamental en el tratamiento de cualquier enfermedad crónica.

Cuando decidimos que vamos a ponernos “a dieta”, es bastante habitual que busquemos alguna estrategia innovadora y algo extravagante para conseguir perder peso y motivarnos con el cambio nutricional. El problema es que estas estrategias extravagantes, normalmente, no están basadas en el sentido común, no son viables a largo plazo y no encajan con nuestra manera de ver la vida. Nos motivan al principio, lo innovador siempre es atractivo y nos gusta, además funcionan a corto plazo y eso nos anima inicialmente, pero a largo plazo resultan pesadas y acaba agotándonos tanta innovación incomprensible en nuestra manera de comer.

Cada año se publica un nuevo libro sobre la “dieta ideal”, nos ofrecen dietas maravillosas que son válidas para todo tipo de personas y de situaciones personales y además son adecuadas para mejorar un amplio abanico de patologías. Puede que a lo largo de tu vida hayas leído multitud de libros sobre diferentes dietas, seguramente muchas de ellas o todas te han podido resultar beneficiosas durante un corto periodo de tiempo y te han aportado ciertos conocimientos interesantes.

Si eres una de estas personas quizás te hayas preguntado por qué lo que es bueno para algunos nutricionistas, para otros no lo es. Incluso te sorprenderá que existan diversos estudios que confirman las propiedades saludables que posee un alimento, mientras que otros confirman que resulta perjudicial para la salud, ¿se puede entender esto en el mundo de la ciencia?

La nutrición es una ciencia extremadamente compleja, lo es porque no hay verdades universales que sean válidas para todo el mundo y porque depende de multitud de variables del entorno y de nuestro estilo de vida. La ciencia de la nutrición y su aplicación práctica, la dietética, son relativamente recientes y nacen en un contexto social determinado.

Vivimos en un momento social sin precedentes, los avances tecnológicos han evolucionado a una velocidad de vértigo y esto ha cambiado de manera radical y en un corto periodo de tiempo nuestra forma de vivir y de alimentarnos.

Los alimentos que consumimos hoy en día pueden ser de primera, segunda, tercera, cuarta o hasta quinta generación y las modificaciones que somos capaces de realizar en la composición de las cualidades nutricionales u organo-lépticas de los alimentos han permitido elaborar todo tipo de alimentos de diseño de los cuales no conocemos prácticamente nada.

Comer adecuadamente se ha convertido en toda una hazaña de investigación, ya no podemos considerar, por ejemplo, que todos los huevos tienen la misma calidad nutricional, hay distintos tipos con distintas numeraciones y su calidad nutricional varía sustancialmente, no es lo mismo que sean ecológicos, enriquecidos en omega 3 o que provengan de gallinas que han sido alimentadas con piensos compuestos. En la actualidad tenemos que recomendar la frecuencia de consumo de huevos en función de su calidad. Esto no había pasado nunca. Incluso las tablas de composición de alimentos que seguimos manejando siguen considerando al huevo como un único alimento que siempre contiene los mismos nutrientes. Y este ejemplo lo podemos trasladar a casi todos los alimentos que consumimos hoy en día.

Nuestros antepasados utilizaban la intuición para alimentarse, no necesitaban de manuales ni de especialistas que les orientaran a la hora de elegir que alimentos poner en la mesa. Sencillamente consumían los productos locales de la temporada y cocinaban según recetas tradicionales que se pasaban de generación en generación. No había grandes excedentes, así que se comía moderadamente y se repartía equitativamente entre todos, o incluso aquellos que tenían un desgaste mayor por estar labrando la tierra todo el día se ponían una ración algo más grande, tan solo había que utilizar el sentido común.

En la sociedad actual elaborar un menú diario por intuición es sencillamente imposible, la industria alimenticia es una de las más poderosas del planeta y se encarga encarecidamente de llevarnos hacia donde más les interesa. Comemos aquello que nos recomiendan en la televisión o aquello que “nos entra por los ojos” porque es más fácil de preparar, más palatable o está de oferta, pero no nos paramos a pensar qué nos aporta realmente.

Para poder elaborar un menú diario que sea coherente y se adapte a nuestras necesidades, lo primero que tenemos que tener es un mayor conocimiento del mundo que nos rodea y de nuestra propia naturaleza. Este mundo tecnológico tan avanzado nos obliga a estar más informados y por desgracia, ya no nos sirve simplemente el sentido común. Necesitamos una dieta integrativa, que integre nuestra manera de vivir y de pensar, el entorno en el que nos movemos y nuestra alimentación, para conseguir un cambio de vida real que nos lleve hacia donde queremos, hacia la salud y la felicidad, bienes muy apreciados en los tiempos que vivimos.

Sin duda, nuestra felicidad también depende de la dieta desde el momento en el que empezamos a considerar la dieta como un estilo de vida. Para mí la palabra “dieta” define nuestra manera de vivir y de ver la vida. La dieta integrativa para cada persona es coherente con su aptitud, su manera de pensar y su forma de vivir. No nos vale solo con modificar algún aspecto de nuestra alimentación y pensar que estamos cambiando nuestra manera de vivir, tenemos que estar concienciados con el cambio, convencidos de que es lo que necesitamos y saber exactamente el porqué de cada uno de los pasos que vamos dando en nuestra vida y nuestra manera de alimentarnos.

Para sumergirnos en una vida integrativa considero fundamental que nos movilice el deseo de mejorar y de avanzar en la vida. En la consulta médica recibo cada día a personas que desean un cambio en su vida porque padecen alguna patología, pero lo ideal es que llevemos una vida integra y saludable antes de llegar a la enfermedad y tengamos completa-mente claro que la vida que llevamos nos condiciona. Nuestras células enferman cuando son sometidas a un entorno desfavorable, en nuestro organismo no nacen células malas de repente, si no que mutan o se defienden cuando la toxicidad que les rodea no les permite cumplir sus funciones vitales correctamente. Nuestras células tienen tal afán de supervivencia que cambian su metabolismo con tal de aguantar y sobrevivir en un medio hostil y es entonces cuando aparecen las enfermedades crónicas, aquellas provocadas por un entorno desfavorable y un organismo que sigue resistiendo.

Para comprender por qué enfermamos tenemos que conocernos más a fondo y entender qué aspectos de nuestra vida crean un ambiente biológico desfavorable para nuestras células. Una vez que sepamos de dónde partimos y hacia dónde vamos, podemos entrar en el proceso del cambio y llevar nuestra propia dieta integrativa con coherencia y sabiduría. Evitar la toxicidad celular, la acidosis metabólica y mejorar la nutrición celular son algunos de los puntos clave para conseguir que nuestras células se mantengan sanas.

Una dieta integrativa tiene que ayudarnos a mejorar nuestra salud gastrointestinal, disminuir la toxicidad en nuestro organismo y potenciar nuestro sistema de defensa, tiene que aportarnos todos los nutrientes esenciales que el organismo necesita y las calorías necesarias para estar en un peso saludable y estable. Será una alimentación que se adapte a nuestras individualidades, pero siempre partiendo de unos principios fundamentales como que sea natural (libre de sustancias que nos intoxiquen), reguladora (favoreciendo un entorno celular sano y limpio) y nutritiva (aportando todos los nutrientes que las células necesitan).

Hablar de dietas estándar es demasiado generalista y poco realista si queremos conseguir un cambio adecuado en nuestra vida, por ello cada estrategia dietética o cambio de alimentación tendrá una finalidad determinada en la vida de cada persona. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia dieta integrativa, solo tenemos que tener las herramientas para saber cuál es la nuestra y cómo aplicarla.

Gracias a este nuevo concepto de dieta y a la metodología terapéutica basada en el coaching nutricional, la dieta integrativa pretende propiciar un cambio de vida definitivo en nuestras vidas y la búsqueda de la felicidad. Para conseguirlo se establece una estrategia basada en objetivos concretos e individuales, el conocimiento de nuestro entorno y de nuestra situación personal, la búsqueda de alternativas y el compromiso con nuestros valores y nuestros principios.

La dieta integrativa se utiliza en todo tipo de enfermedades crónicas, los principios fundamentales en los que se sustenta son válidos para mejorar la salud general de nuestro organismo. No obstante, cada patología tiene sus peculiaridades y hay que adaptar la pauta dietética. Si no es así, no se trata de una nutrición integrativa, ya que esta siempre va adaptada a la persona y a su entorno.

Me gustaría poneros un ejemplo de un paciente que tuve hace poco tiempo en la consulta: un hombre de unos 35 años de edad que estaba diagnosticado de psoriasis desde hacía tres años. Las crisis comenzaron a partir de una etapa de su vida en la que tuvo mucho estrés, a esto se le sumaron diversos cuadros infecciosos que tuvieron que ser tratados en su momento con antibioterapia. Además de psoriasis presentaba un cuadro de disbiosis intestinal con estreñimiento crónico, hinchazón abdominal y flatulencias.

Gracias a la dieta integrativa reguló su tránsito intestinal, redujo grasa corporal y realizó una alimentación natural y ecológica con la que conseguimos hacer una buena depuración orgánica.  Además analizamos sus intolerancias alimenticias y tuvo que retirar de su alimentación algunos alimentos como los lácteos o el trigo. Por último fue apoyado con nutrición ortomolecular y fitoterapia para mejorar su salud gastrointestinal y potenciar su sistema inmunológico.

A los tres meses del comienzo de la dieta, su piel había mejorado y se encontraba sin crisis, su tránsito intestinal era correcto, todo lo que comía le sentaba bien y se sentía con más vitalidad y energía. La manera de mantener lo conseguido era seguir comiendo de esta manera, y aunque le introduje algunos cambios para hacer la dieta más flexible en momentos puntuales, él mismo me confesó que se encontraba tan bien que no tenía ninguna intención de volver a comer como antes.

ELISA BLÁZQUEZ BLANCO
Nutricionista Clínica Medicina Integrativa (CMI)
Autora del libro “La Dieta Integrativa”, Ediciones i

Este artículo está publicado en la Revista Vivo Sano nº1

13 Jul, 2018 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Nutrición y hábitos saludables, Persona sana, Revista

Entrevista a la Dra. Natasha Campbell

11 Jul, 2018 - Entrevistas Vivo Sano, Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

«El autismo y otras doscientas enfermedades se pueden curar con el protocolo GAPS»

Las estadísticas indican que en el 2025 uno de cada dos niños en países de habla inglesa nacerá con autismo. Y la tendencia continua, al punto de que, si no revierte, en un futuro no muy lejano, todos los niños del mundo civilizado padecerán autismo. Y esto sin contar con el aumento de otras enfermedades psíquicas infantes como la dispraxia, epilepsia, esquizofrenia, dislexia, déficit de atención, hiperactividad, etc.

A estas pandemias se suma el vertiginoso aumento de más de doscientas enfermedades autoinmunes (desde el lupus a la arteriosclerosis, la artrosis, dermatitis, alergias…), depresión, bipolaridad, diabetes, obesidad, etc. Todas estas enfermedades aparentemente no tienen cura, pero hay una doctora, que afirma que sí se pueden curar y que todas ellas obedecen a una misma causa: el desequilibrio intestinal generado por la mala alimentación, los antibióticos y el estilo de vida moderno. La Dra. Natasha Campbell-McBride estuvo en Madrid para presentar su libro, GAPS, el síndrome psico-intestinal (editorial Diente de León), donde muestra cómo vencer todos estos males con su protocolo. Aprovechando su paso fugaz por nuestro país, le hicimos una entrevista reveladora, que no deja espacio a las dudas. Una mujer valiente y comprometida con la solución a las pandemias que asolan a nuestra población, especialmente a la infantil.

La Dra. Natasha Campbell-McBride estudió medicina en la URSS, donde trabajó como neuróloga y neurocirujana. Se trasladó a Inglaterra donde continuó desarrollando sus teorías sobre los trastornos neurológicos y la nutrición. A partir de un hijo que tuvo con autismo, se interesó por esta enfermedad y sus derivadas. Creó una clínica de Nutrición en Manchester y en el 2004 publicó su famoso libro GAPS, el síndrome psico-intestinal. A partir de entonces comenzó a viajar a Estados Unidos y otros muchos países, donde empezó a formar a numerosos profesionales de la salud en su método para revertir el autismo y la mayoría de las enfermedades psíquicas y autoinmunes, sobre todo infantiles, pudiendo prescindir en la mayoría de los casos de tratamientos farmacológicos. Tan sólo hace falta un cambio de la dieta y el estilo de vida de los niños y adultos que padecen estas enfermedades y de sus familias.

La Dra. Campbell-McBride sigue imparable su labor de promoción y formación por todo el mundo, enseñando su protocolo GAPS a todos aquellos profesionales de la salud que realmente quieren ayudar a sanar a sus pacientes. Actualmente su libro GAPS, el síndrome psico-intestinal está editado en 16 idiomas y más de 1.600 profesionales de la salud se han formado con su método, que puede ser puesto en práctica directamente siguiendo el proceso a través del libro.

¿En qué consiste el GAPS? ¿Cuál es su protocolo?

GAPS significa Gut And Psychology Syndrome (síndrome psico-intestinal), y se refiere a que hoy en día casi todas las personas tienen una microbiota intestinal anormal. Esta flora intestinal anormal afecta a todas las partes del cuerpo; a cada célula, no importa como esté de alejada del sistema intestinal. Estoy segura de que todos los niños con autismo tienen GAPS. Para curar a estos ni- ños tenemos que enfocarnos en su sistema intestinal antes de nada y sobre todo. Una vez que se eliminan las especies patológicas de microbios y restablecemos una flora intestinal normal y saludable, sanamos y cerramos la herida intestinal de ese niño, y los ríos de toxicidad que fluyen del sistema digestivo paran. Normalmente esa toxicidad llegaría al cerebro llenándolo de toxinas y haciendo a ese niño autista. Pero una vez que paramos ese río de toxicidad y el intestino empieza a trabajar adecuadamente, el cerebro se limpia a sí mismo y el niño puede funcionar normalmente. En ese momento podemos enseñarle intensamente todas las habilidades que no ha logrado adquirir antes.

En su libro GAPS menciona que de los cientos y tal vez miles de niños autistas que ha visto, no ha encontrado uno solo que no tuviera problemas intestinales. ¿Existen patrones de esos desequilibrios intestinales? ¿Puede haber causas generales comunes a todos esos desequilibrios intestinales?

La causa es el ambiente que hemos creado en este mundo, que está lleno de químicos. La comida está llena de químicos. Muchos de esos aditivos son antibióticos; y tomamos muchos otros químicos que van al intestino y dañan el equilibrio intestinal entre células y microbioma. Así, algunas especies crecen demasiado, otras desaparecen y la diversidad de microbios se va perdiendo; especialmente los que contribuyen a fortalecer el sistema inmunológico. Hay muchísimos menos microbios en nuestro intestino de los que debería haber. En culturas tradicionales alrededor del mundo, que nunca han tomado antibióticos, ni nunca se han alimentado de comida industrial, sus habitantes tienen mucha más diversidad de microbios en su sistema digestivo que la gente que vive en el mundo occidental, que son víctimas de todos estos químicos.

En la microbiota intestinal de los niños con autismo normalmente vemos un crecimiento en exceso de hongos, vemos crecimiento en exceso de virus, especialmente herpes, vemos muchas lombrices, muchos parásitos, mientras los microbios beneficiosos, bacterias beneficiosas y virus beneficiosos no están ahí.

¿Cómo llegó a relacionar el autismo y otras enfermedades psíquicas con los trastornos del intestino y de la microbiota?

Porque todos los pacientes tenían problemas severos digestivos, problemas serios… Muchos niños con autismo sufren diarrea crónica o estreñimiento crónico, el estómago les duele todo el tiempo, les duele la cabeza, los músculos y las articulaciones, porque el cuerpo está intoxicado. Y también por mi origen como médico ruso, estaba muy acostumbrada a los problemas con la flora intestinal. Si hay algún síntoma de desequilibrio digestivo significa que el paciente tiene una flora intestinal anormal. Simplemente, no podemos desarrollar ningún desorden intestinal si no hemos dañado nuestra flora intestinal primero; nuestra microbiota no lo permitiría. No puedes tener cáncer intestinal sin haber dañado tu flora intestinal primero. O sea que si hay algún tipo de problema digestivo, la flora intestinal está dañada.

Al nacer, el niño adquiere una flora intestinal cuando atraviesa el canal de parto. Literalmente está tragando miles de millones de bacterias que habitan en el rico ecosistema bacteriano de la vagina de su madre que, a su vez, procede de su flora intestinal. Cada vez hay más mujeres que están teniendo una flora intestinal anormal y se la están pasando a sus hijos.

El sistema inmunitario de los bebés al nacer es inmaduro, necesita formarse y esa absorción de la flora al nacer es fundamental para el resto de su vida. Así que el sistema inmunitario de estos niños está comprometido y comienza a manifestarse con infecciones; normalmente infecciones de oídos. Éstas se tratan con antibióticos y los antibióticos terminan por aniquilar la poca flora intestinal beneficiosa que pudiera tener ese bebé.

Las infecciones de tipo respiratorio son las segundas infecciones más comunes y una vez más se prescriben antibióticos. Con cada ciclo de antibióticos que se prescribe, el sistema inmunitario se degrada más y lo mismo ocurre con la flora intestinal que, como decíamos, está totalmente relacionada.

La investigación sobre la flora intestinal es muy reciente, acabamos de empezar en Occidente y sabemos muy poco; todavía tiene que desarrollarse adecuadamente. No sabemos realmente que es lo que pasa ahí exactamente. Sabemos que el equilibrio se pierde, que la flora intestinal es anormal y como resultado el sistema digestivo en vez de ser una fuente de nutrición para este niño, se convierte una fuente de tóxicos enorme. El niño desarrolla múltiples deficiencias nutricionales porque la comida no se digiere adecuadamente, entonces esta comida se convierte en miles de tóxicos químicos venenosos, que son absorbidos y llegan al cerebro provocando su autismo.

¿Qué factores negativos influyen en la transmisión de una microbiota desequilibrada entre madre-bebé?

Tenemos una epidemia en la flora intestinal anormal en Occidente, y con cada generación esta epidemia se está haciendo más profunda. La madre pasa la flora intestinal a sus hijos; así es como nos ha diseñado la madre naturaleza. Una vez el bebé pasa al canal del parto, en el momento de la concepción, absorbe miles de microbios y eso se convierte en su flora intestinal. Las bacterias de la vagina de la madre vienen de su intestino, o sea que si la madre tiene una flora intestinal anormal, eso es lo que le va a transmitir al bebé en su nacimiento. El padre no queda exento, si el padre tiene flora intestinal anormal, eso contaminará todos sus órganos y además comparte su flora intestinal anormal con la madre de manera frecuente. He tenido algunas madres de niños autistas que no tenían flora intestinal anormal; sin embargo, los padres tenían serios daños severos en flora intestinal, y de ahí lo adquiere el niño.

Cuando pasamos nuestra flora al niño en el nacimiento, existe un patrón que se desarrolla. Cuando la abuela después de la segunda guerra mundial, tuvo muy pocas dosis de antibiótico, por lo que su flora intestinal se dañó poco. Ella pasó esa herencia a su hija en el nacimiento. Entonces su hija vive en el mundo moderno, tomando antibióticos todo el tiempo, y cada toma de antibiótico daña su flora intestinal aún más. Después llegó la comida basura, que alimenta microbios patógenos en la microbiota intestinal y la empeora. Después llegó la moda de no dar el pecho, muchos bebés en el mundo no toman leche materna sino fórmulas industriales, que de ninguna manera puede sustituir la leche materna. No hay nada que pueda sustituir la leche materna. Ésta es esencial para que el bebé desarrolle una flora intestinal saludable.

A la edad de quince años hay muchas chicas que empiezan a tomar píldoras contraceptivas, y toman esas píldoras un montón de años antes de crear sus familias. Estas píldoras tienen un efecto devastador en la flora intestinal y el sistema inmunológico de la mujer. O sea, que para el momento en el que estas mujeres estén preparadas para iniciar una familia, estarán transmitiendo una flora intestinal seriamente dañada a sus hijos.

En el mundo moderno, podemos decir que prácticamente el cien por cien de estos niños diagnosticados con autismo, han nacido como niños perfectamente normales, tenían cerebros normales, lo que ocurre es que han heredado esta flora anormal que ha producido la toxicidad y finalmente llega a su cerebro y produce este trastorno. Y esto es lo que está debajo de la epidemia de autismo, alergias, hiperactividad, diabetes, asma, eccema, epilepsia…

¿Representa el autismo una pandemia realmente y ¿cuál es el problema o la perspectiva del autismo hacia el futuro?

La perspectiva es muy mala. Hace 25 años en el mundo anglosajón, se diagnosticaba un niño con autismo de cada diez mil. Era un desorden poco común que la mayoría de los médicos nunca habían visto; incluso si lo hubiesen visto no lo habrían reconocido. Hoy, en los países de habla inglesa, estamos diagnosticando uno de cada 40 niños, que es un crecimiento enorme. Los médicos han hecho una proyección de esta tendencia y tienen unas expectativas de que en el 2025, uno de cada dos niños de habla inglesa será autista. Y esta progresión no para ahí, sino que puede continuar hasta que todos los niños que nazcan padezcan este trastorno. El resto del mundo no va mucho más atrás.

Cuanto más tradicional sea el país, cuánto más cocine la mujer en casa, cuánto más tradicionales sean sus dietas, más baja es la estadística de casos de autismo. Cuánto más desarrollada industrialmente esté una nación, la tasa de autismo y otras enfermedades mentales infantiles es más alta.

Usted es una doctora un poco especial, porque en vez de recetar pastillas y tratamientos con psicofármacos convencionales a sus pacientes infantiles con autismo, les aconseja un cambio de dieta. ¿Hay muchos otros psiquiatras que sigan su ejemplo? ¿Cómo se relaciona usted con la casta médica de su país? ¿Aceptan sus descubrimientos? ¿La rechazan?

Muchos médicos tradicionales están decepcionados con lo que la medicina tradicional puede ofrecerles y no están satisfechos con los resultados ni con las herramientas que esta medicina les ofrece. Por eso ahora hay un movimiento de medicina alternativa y medicina ecológica en el mundo. Muchos médicos tradicionales quieren usar enfoques naturales. Muchos, como yo, a los que les pasó algo, a ellos mismos o a sus familias, les han hecho darse cuenta que su profesión no tiene nada que ofrecerles y entonces han tenido que buscar en otra parte. Salimos de la medicina convencional y fuimos forzados a buscar enfoques naturales, estudiar las dietas, el medio ambiente… y solo eso funcionó para nuestras familias y nuestros problemas de salud.

Hay muchos médicos en el mundo que siguen mi enfoque y miles de médicos en el mundo con enfoques naturales, pero son una minoría. La mayoría de médicos no tienen ni idea de las causas del autismo. Y la manera en que se enseña la medicina en los años de prácticas, convence al médico de que si hay algo que no sabe es que no existe. O sea que un médico tradicional piensa que si él no sabe las causas de autismo, entonces nadie las sabe. Lo que yo sugiero a mis pacientes es que si un médico tradicional no tiene las respuestas a tus preguntas, búscalas en otra parte. Ellos no tienen el monopolio del saber. Ve a otra parte, tenemos médicos diferentes, hay internet… La respuesta está en otra parte.

Como padres tenemos la responsabilidad legal de proteger a nuestros hijos. Puedes ir al médico tradicional y si ese doctor no tiene respuestas para ti, te vas y empiezas a buscar en otra parte. La gente que viene a mí ha estado con médicos tradicionales, pero no han encontrado respuestas.

También hay estudios que apuntan hacia la relación entre el autismo y las campañas masivas de vacunación infantil. ¿Qué opina usted? ¿Cree que las vacunas a temprana edad pueden influir en la aparición de enfermedades autoinmunes, alergias, asma, trastornos digestivos, autismo y otras enfermedades del comportamiento?

Tenemos una epidemia intestinal en el mundo moderno y casi nadie está investigando esto ahora mismo. ¿Cuántos niños nacen con deficiencias intestinales, con GAPS? Estos niños con GAPS tienen un equilibrio inmune anormal. Su sistema inmune es incapaz de manejar los microbios del ambiente y con seguridad tampoco pueden manejar las vacunas. Estos niños no están preparados para recibir el protocolo de vacunaciones habitual y de hecho no deberían ser vacunados.

Tenemos que revisar los protocolos de vacunación. Miles de niños son vacunados en el mundo y no se ponen enfermos, estos no son niños con GAPS, porque tienen el sistema inmunológico fuerte. Los niños con GAPS no se deberían vacunar. Lo que recomiendo en mi libro, que tiene un capítulo sobre la vacunación, es que desarrollemos un nuevo protocolo de pruebas para testar la flora intestinal del bebé. Recojamos muestras de los padres, que nos digan qué tipo de flora intestinal y qué tipo de enfermedades tienen los padres; para decidir si el niño tiene GAPS o tiene un sistema inmune normal. Y sólo entonces se podría tomar una decisión sobre la vacunación del niño. Porque las vacunas dañan especialmente a los niños que son vulnerables y que ya tienen un sistema comprometido.

Usted afirma en su libro y en sus conferencias que tanto el autismo como la esquizofrenia, la depresión, las enfermedades autoinmunes obedecen a una disbiosis intestinal. Todas estas enfermedades, además de ser una pandemia mundial con crecimiento alarmante, suponen un gran reto para las autoridades sanitarias y farmacéuticas. En principio ninguna de ellas parece que tenga cura y sus tratamientos se reducen a ser paliativos y de por vida. Sin embargo, usted plantea en su libro y sus conferencias que todas ellas pueden ser tratadas y curadas aplicando su protocolo GAPS. ¿Puede concretarnos en qué consiste exactamente el protocolo GAPS?

El tratamiento GAPS no solamente es una dieta, sino que consiste en tres aspectos diferentes: la dieta, la suplementación nutricional y la desintoxicación.

La dieta es la más importante de todas y en primer lugar nos centramos en los alimentos a eliminar porque son los más difíciles de digerir. Estos niños tienen aparatos digestivos muy delicados, con úlceras e inflamaciones. Los principales alimentos a eliminar son: lácteos no ecológicos sin fermentar, cereales, dulces y golosinas, refrescos y alimentos procesados industriales.

Nos focalizamos en añadir principalmente alimentos de muy alta densidad nutritiva, porque estos pacientes tienen deficiencias nutricionales muy severas, de proteínas, de vitaminas, de todo.

Especialmente utilizamos grasas de origen animal, porque estas grasas, a nivel estructural, son muy similares a las grasas de nuestro propio cuerpo y son las que contribuyen más a reconstruir el cerebro y el sistema inmune.

También incorporamos alimentos fermentados. Estos alimentos son importantes porque por un lado aportan bacterias beneficiosas, pero, además, el proceso de fermentación realiza una predigestión que favorece la asimilación de los nutrientes. Lo que más se consume en esta dieta es el caldo de carne. Es lo más básico y esencial, porque contiene todos los elementos constructivos que necesita el aparato digestivo. El aparato digestivo está formado por unas células que nacen y mueren con mucha rapidez y para poder crearlas el cuerpo necesita unos materiales de construcción que le proporciona el caldo de carne. Todo se cocina en casa partiendo de ingredientes naturales, así que mamá y papá tienen que volver a la cocina y ponerse a cocinar. También es importante que la carne sea ecológica y si es posible que conozcamos al ganadero que la provee. En esta dieta no se consume ningún alimento procesado porque no confiamos en la industria alimentaria. La industria alimentaria ni sabe, ni se preocupa por nuestra salud; así que, simplemente, hay que cocinarlo todo.

Una parte importante del protocolo GAPS también es la desintoxicación. Cada uno de nosotros tenemos en el cuerpo un sistema para desintoxicar, para limpiar, que tiene su oficina principal en el hígado y sucursales en cada una de las células del cuerpo.

Este sistema de desintoxicación es increíblemente poderoso y es capaz de eliminar toxinas del cuerpo que a lo mejor ni siquiera la ciencia es capaz de eliminar. Pero en las personas con trastorno GAPS, ese sistema de drenaje no funciona bien y los tóxicos se acumulan con mayor intensidad que en las personas normales.

En los niños con trastornos GAPS de tipo autista, siempre hay una gran acumulación de toxinas y metales pesados. Puede ser mercurio, plomo u otras sustancias; y, como es evidente, los padres se preocupan por esta situación. Lo que yo les recomiendo es que durante el primer año no hagan nada al respecto, más que aplicar la dieta GAPS. Y que vuelvan al cabo de un año. Si entonces se hacen un test, lo que hemos visto es que el cuerpo de manera natural ha podido eliminar esas toxinas. Una cosa en la que tenemos que pensar también, es en intentar disminuir la carga tóxica a la que estamos expuestos en nuestra vida cotidiana. Tenemos que pensar en eliminar los productos cosméticos que tengan sustancias tóxicas. Los detergentes, todos los limpiadores, todo esto se absorbe a través de la piel, la piel no es una barrera, es como una esponja y todas estas sustancias atraviesan la piel y van hasta el hígado que en esos momentos no puede hacer su función.

Así que los tenemos que eliminar completamente, de manera que en casa no puede haber nada que no sea natural, ni champú, ni pasta de dientes, ni nada.

Utilizamos alternativas naturales a todos estos productos. Se puede uno lavar los dientes con aceite de oliva o el pelo con vinagre o claras de huevo; o se pueden utilizar detergentes que no tengan compuestos tóxicos. Recomendamos lavar los platos a mano en lugar de en lavavajillas, sin añadir el tipo de jabón que utilizamos y todos los productos han de ser biodegradables.

En el protocolo GAPS también se utilizan zumos verdes para drenar el metabolismo porque tienen mucha capacidad para desintoxicar el cuerpo.

Utilizamos también baños con distintas sustancias, como las sales de Epson, sal marina, algas, bicarbonato, vinagre de sidra. Y vamos alternando los baños con estos productos, porque cada noche el niño, antes de ir a acostarse, se le da un baño limpiador de este tipo. Otro asunto importante es el sol. Vivís en un país muy soleado. ¡Tenéis esa suerte! y por eso tenéis que salir a la calle a que os dé el sol. Las personas de este país tendrían que ser marrones y no blancas. Tomar el sol no solo es agradable, es absolutamente esencial. La ciencia de la biofísica expresa ahora que los seres humanos somos luz solar solidificada y que en el núcleo de nuestras células se encuentra todo un espectro luminoso. Tomar el sol nos proporciona no solo vitamina D, sino muchas otras muchas sustancias esenciales y tal vez desconocidas.

Una gran cantidad de los cánceres de piel en el mundo, en realidad, pueden están causados por las propias lociones de protección solar, que en su mayoría son extremadamente tóxicas y no debéis utilizarlas.

Entonces el protocolo GAPS se basa fundamentalmente en una dieta. ¿Puede explicarnos cómo es?

La dieta GAPS tiene como objetivo sanar y sellar la herida intestinal (permeabilidad intestinal) y normalizar la microbiota. Se trata de restaurar y equilibrar el sistema intestinal de la persona y también alimentar el cuerpo, porque el cuerpo humano está hambriento y necesita nutrientes de alta calidad todo el tiempo, especialmente cuando se está curando. Cada célula en el cuerpo humano solo vive una corta vida. Las células nacen, cumplen sus funciones y luego mueren y son reemplazadas por nuevas células recién nacidas. Esto se llama regeneración celular. Nuestro cuerpo se regenera a sí mismo todo el tiempo. Cada tres meses tienes un hígado nuevo. Cada tres días unas paredes del estómago nuevas…

Y también las células del sistema digestivo viven unos pocos días, así que la regeneración es muy rápida. Si nosotros proveemos de materiales de construcción concentrados para que el sistema produzca células saludables y vibrantes para reemplazar las enfermas, sanaremos y reconstruiremos a la persona. Con la dieta GAPS estamos reconstruyendo el cuerpo del niño o del adulto, porque no puedes curar una célula enferma. La naturaleza ni siquiera intenta hacer eso. Simplemente mata esa célula, la elimina y genera una nueva célula; una célula sana para reemplazar la enferma.

Pero para poder generar todas esas nuevas células, se necesitan materiales de construcción, y tienen que ser de alta calidad. Esto es lo que aporta la dieta GAPS. Es una dieta nutritiva intensa, con una cantidad muy elevada de nutrientes de alta calidad, para desayuno, comida, cena y entre horas. Minimizamos o eliminamos la comida que es difícil de digerir, que son sobre todo el grano/cereal y los vegetales con almidón. El cereal es extremadamente difícil de digerir, el almidón es mayormente indigerible por el sistema digestivo humano y es la comida perfecta para los microbios patógenos en el sistema intestinal. O sea, que tenemos que eliminar estas comidas por un periodo de tiempo lo suficientemente largo para sanar la flora intestinal.

La comida que más alimenta y nutre para el cuerpo humano es la comida animal. Así que la base de la dieta GAPS es carne de ganadería ecológica que cocinamos en casa. Hervimos un buen pedazo de carne con hueso y con los órganos, y hacemos un buen caldo. Bebemos mucho de este caldo y hacemos sopa. Buscamos carne gelatinosa, ya que tiene mucho colágeno. Buscamos órganos de los animales, porque los órganos (hígado, riñones, páncreas, corazón, lengua…) tienen muchos más nutrientes de alta calidad que el músculo. Cuando tú le dices a la gente carne, ellos piensan en el filete, en el músculo; pero nosotros nos enfocamos más en los órganos y las partes gelatinosas, los ligamentos, las articulaciones, huesos, el cerebro del animal… esto realmente alimenta y cura de verdad.

También fermentamos mucha comida en el protocolo GAPS, porque cuando fermentamos la comida, las bacterias de la fermentación predigieren la comida, la rompen para nosotros así que se convierte en algo muy fácil de digerir. Absorbemos muchos más nutrientes de la comida fermentada que de la que no lo está. Por ejemplo, un puñado de col fermentada (chucrut) aportará 20 veces más de vitamina C que una col fresca, porque en la col fresca la vitamina C está encerrada, y nuestro sistema digestivo no puede extraerla y apenas la asimila. Pero cuando la col está fermentada, la vitamina C se libera de la estructura y se mezcla y, en cuanto la comemos, la absorbemos de inmediato; o sea que es una comida con alto contenido en vitamina C.

Sabéis que James Cook, el explorador británico que descubrió Australia y Nueva Zelanda y medio mundo, llevaba cientos y cientos de botellas de chucrut en sus barcos. Por eso su tripulación nunca sufrió deficiencias inmunitarias (el famoso escorbuto). Tomaban todos los días raciones de col fermentada, porque es una gran fuente de vitamina C. Y eso es lo que hacemos nosotros: fermentamos leche para hacer yogurt, queso y crema agria, fermentamos muchos vegetales, fermentamos mucha fruta, fermentamos bebidas y hasta fermentamos carne. Incluso la carne puede ser fermentada, porque tiene algunos azúcares y cuando la carne fermenta, las bacterias que utilizan esos azúcares predigieren la comida. El cerdo particularmente tiene que ser fermentado, y eso es lo que la gente en España lleva haciendo durante miles de años. Vuestro tradicional jamón es carne fermentada. La sal detiene los microbios patógenos y después se cuelga en una cueva por un año o dos, y durante ese tiempo las bacterias que están naturalmente presentes en la carne y en el ambiente, fermentan la carne y la convierte en jamón. Por eso es tan fácil de digerir. Es una muy buena comida y vosotros tenéis ese recurso aquí.

En su dieta GAPS los alimentos fermentados y los probióticos son una parte sustancial del tratamiento. ¿Cree que los probióticos vivos de los alimentos fermentados tienen algo especial que los probióticos de farmacia no tienen? ¿Cuál es la diferencia entre tomar alimentos fermentados y tomar probióticos en pastillas o cápsulas? ¿Qué es lo que usted más recomienda?

La comida fermentada siempre es mejor, incluso si tomamos suplementos probióticos en cápsula o no; aun así, tenemos la comida fermentada. Pero hay gente que es tan sensible que no puede tolerar la comida fermentada. Es demasiado para ellos, porque cada bocado de comida fermentada está lleno de bacterias, de microbios y en cuanto llegan a su cuerpo comienzan a atacar y matar microbios patógenos y cuando éstos mueren sueltan toxinas y estas son las toxinas específicas que enferman a esta persona en particular, con esquizofrenia, diabetes, artritis reumatoide, alergia o lo que sea. Así que de repente empezamos a tomar comida fermentada causamos una “crisis curativa” que puede ser seria. Mucha gente GAPS empezará por una cantidad muy pequeña de comida fermentada, para muy despacito, paso a paso, llegar hasta el tope; para que el cuerpo se vaya acostumbrando poco a poco y vaya asumiendo esta reacción depurativa a un ritmo que pueda gestionar. Así que para la persona que no admite la comida fermentada, normalmente empezamos con los suplementos y para quien si tolera la comida fermentada comenzamos por ella. Haciendo esto mucha gente se dará cuenta de que no hay necesidad de comprar suplementos caros. La comida fermentada es suficiente para que la gente mejore y se recupere. Para algunos, puede que no sea suficiente y haya que añadir probióticos. Los probióticos de alta calidad también causarán esa reacción depurativa, o sea que hay que empezar por una cantidad muy pequeña y aumentarla progresivamente; porque estará matando microbios patógenos. Así que yo uso los dos en el protocolo.

Suponemos que sigue investigando, además de dar conferencias, tratamientos y formación. ¿Cuáles han sido los descubrimientos más importantes o sorprendentes desde que creó su método GAPS y publicó su primer libro?

Mi libro ha sido actualizado, por lo que tiene toda la información al día. Y el protocolo ha sido desarrollado, testado y probado en miles de personas. El protocolo GAPS no cambia porque funciona. Pero he escrito algunos libros más, desarrollando mis investigaciones. Este año acabo de lanzar el último que es una explicación sobre las dietas vegetarianas, que se llama Vegetarianism Explained y luego otro sobre la importancia de las grasas para la salud cardiovascular que se llama Put your Heart in your Mouth.

En los últimos años se han realizado muchos descubrimientos microbiológicos que relacionan la proliferación o escasez de determinadas bacterias con la producción de algunos neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. Hay muchos estudios que demuestran la influencia de la microbiota intestinal en las pautas del comportamiento mental y emocional de las personas. Se habla del inicio de una nueva era de psicobióticos, ¿cuál es su opinión al respecto?

Cuanto más investigamos los neurotransmisores más nos damos cuenta de que la mayoría de ellos son producidos en el sistema digestivo. Nuestro sistema digestivo se considera nuestro segundo cerebro en el cuerpo, pero hay grandes investigaciones que dicen que este es nuestro primer cerebro.

El 100% de nuestra serotonina es producida en el sistema digestivo, y se transporta al cerebro para ser usada. El 60% de la dopamina se produce en el sistema digestivo y después se transporta al cerebro para ser usada. GABA es un gran neurotransmisor antiansiedad que está mayormente producido en el sistema digestivo y muchos otros neurotransmisores también.

Una persona con GAPS tiene un sistema digestivo en un estado muy pobre, es incapaz de producir los neurotransmisores, como resultado lo primero que sucede es que la persona se deprime. ¿Qué es la depresión? Falta de serotonina, porque la serotonina es el neurotransmisor de la felicidad, el que nos pone contentos y positivos. Cuando la persona no tiene suficiente serotonina se deprime, y se vuelve negativa, todo es malo en el mundo. La dopamina es el neurotransmisor de la motivación, nos hace saltar de la cama y salir a conquistar el mundo. Las personas que no producen suficiente dopamina no tienen ese impulso de saltar de la cama cada mañana, no se duchan, no salen de casa, están deprimidos, no tienen motivación en la vida. Cuando no tenemos suficiente GABA nos volvemos ansiosos, mucha de esta gente tiene miedo a salir de casa, porque están ansiosos de lo que les podría pasar fuera, evitan a las personas. Así que estos químicos predeterminan nuestra personalidad, cómo nos comportamos, y muchos de ellos son, de hecho, producidos por microbios en el sistema digestivo. Ellos deciden sobre nuestras emociones y nuestro comportamiento. Cuanto más investigamos, más nos damos cuenta de ello.

Hay más de 200 enfermedades autoinmunes. A veces es un problema y un gasto considerable descubrir ante determinados síntomas, qué tipo de enfermedad autoinmune padece un paciente. Usted afirma que no es necesario hacerse las costosas pruebas, porque todas tienen un factor en común: el desequilibrio intestinal y, por tanto, una misma forma de curarse. Lo mismo opina de las pruebas de las alergias e intolerancias alimentarias. Con su método afirma que dichas intolerancias pueden terminar desapareciendo. ¿Nos puede aclarar su punto de vista?

Aproximadamente un 85% de nuestro sistema inmunitario está situado en los intestinos. El sistema digestivo es nuestro más grande y más importante órgano inmunitario en el cuerpo. La razón de esto es que los intestinos, además de las células propias, contienen la microbiota, que es un órgano aparte. El 90% de las células de nuestro cuerpo son nuestra flora intestinal, y no son de origen humano. Es una parte enorme de nosotros. El cuerpo es simplemente un cascarón, con solo un 10% de células humanas. La microbiota intestinal y el sistema inmunitario trabajan juntos como socios. La microbiota intestinal y el sistema inmunitario trabajan asociados. La flora intestinal ajusta el sistema inmunológico, le protege de tóxicos y le informa; es una fuente de datos muy importante.

Cuando la microbiota intestinal se vuelve anormal, el sistema inmune está hambriento, malnutrido, se intoxica y está mal comunicado, recibe información errónea. Como resultado funciona irregularmente. Todas las enfermedades de tipo autoinmune son enfermedades que se originan en el intestino porque el 85% del sistema inmunitario reside en el intestino y no importa que esa persona no tenga síntomas digestivos. Todas las alergias, eccemas, la fiebre del heno, etc., se originan en el intestino. Si tienes una alergia necesitas curar tu intestino.

Los microbios que habitan en el intestino también producen sus propias hormonas y estas hormonas pasan al sistema circulatorio. Estas hormonas microbianas lo que hacen es hablar con nuestras propias hormonas y pueden producir desajustes en glándulas como el tiroides, como las suprarrenales o el páncreas. Así que para sanar cualquier problema hormonal también necesitamos trabajar el intestino y su microbiota.

Nuestro sistema neurobiológico es especialmente sensible a las toxinas, en particular a las toxinas que son solubles en grasa, que incluyen elementos como el mercurio, el plomo, los humos que salen del tubo de escape de los coches, etc. Todas estas toxinas son muy malas para el sistema neurobiológico. El sistema inmunitario lo que hace es intentar limpiar todas estas toxinas y, lo que finalmente ocurre es que la persona desarrolla un problema de autoinmunidad que genera anticuerpos contra sus propios tejidos.

Toda la autoinmunidad se crea en el intestino, no importa qué lejos estén los síntomas del sistema digestivo, como, por ejemplo, en la artritis. Muchas personas con artritis dicen no tener síntomas digestivos, ni gases, ni dolores. Pero su flora intestinal está muy dañada y la pared del intestino también. Su integridad está dañada y se desarrolla una permeabilidad intestinal excesiva. La comida no tiene la oportunidad de ser digerida adecuadamente y se absorbe por las paredes intestinales sin estar digerida.

Entonces el sistema inmune encuentra estas partículas no digeridas en la sangre, no las reconoce como comida y las ataca. Así es como se desarrollan las alergias y las intolerancias alimenticias. La reacción puede ser inmediata o se puede retrasar. No tienes ni idea de a qué estás reaccionando. Puede ser a lo que has comido a la hora de comer, aquel salami que comiste ayer, a los huevos que comiste dos días antes, o el plátano que te comiste hace dos semanas. Todas las reacciones se superponen unas sobre otras. Y la reacción se puede manifestar con cualquier tipo de síntomas: puede ser dolor de cabeza, puede ser un ataque de asma, puede ser fatiga, niveles bajos de glucosa, cistitis… puede ser cualquier cosa. Esta comida no digerida, con todas las células autoinmunes pegadas a ella, es una molécula gigante y enfadada, y a donde quiera que llegue en tu cuerpo, llevará información a esa parte, sea tu rodilla, ojos, cerebro, o en tus pulmones o en tu corazón. Muchas veces las intolerancias se manifiestan como problemas del corazón, pálpitos o arritmias… Para poder hacer frente a todas esas situaciones necesitamos sanar y sellar la pared intestinal. Necesitamos cerrar esos agujeros en la pared intestinal. Por eso ni siquiera recomiendo hacer los test de intolerancia alimenticia, son muy caros. Y si tienes suficiente dinero y te haces los test verás que estás reaccionando a todo lo que comes, porque tu pared intestinal está dañada y todo se absorbe sin haber sido digerido. Así que, en vez de hacer todos estos test, mi sugerencia es que hagas la dieta de iniciación GAPS, porque eso cerrará tu pared intestinal, sellará los agujeros y la comida empezará a digerirse adecuadamente antes de absorberse. Y todas las alergias e intolerancias alimenticias desaparecerán.

He descubierto por casualidad a muchos niños en mi clínica que han tenido reacciones anafilácticas a huevos o cacahuetes, nueces o alguna otra cosa, y hemos visto que después de dos años con el protocolo GAPS el niño ya no tiene esa reacción. Los padres estaban preparados para llevar al niño al hospital, pero simplemente no hubo esa reacción, lo que demuestra que las reacciones anafilácticas también pueden desaparecer. Mientras sanemos el intestino y la flora intestinal, entonces el sistema inmunitario de repente dirá: “ahhh”, y se reequilibrará a sí mismo, se nutrirá correctamente, se desintoxicará, se limpiará a sí mismo y comenzará a funcionar de la manera que tiene que funcionar.

Usted dice en su web que: “La esquizofrenia y el trastorno bipolar son normalmente las dos caras de una moneda” ¿Cómo trata con su método GAPS las enfermedades de la mente? ¿Ha tenido resultados satisfactorios con estos problemas que para la psiquiatría oficial son prácticamente incurables?

Creo que es el único protocolo que puede curar la esquizofrenia. Y sin medicación de psicofármacos. Mi sueño es que un día nuestros hospitales psiquiátricos, cuando esta persona joven llegue con su primer ataque psicótico, que normalmente ocurre cuando tienen entre 18 y 21 años, en vez de ponerle medicación le pongan la dieta GAPS. Para la mayoría de ellos podemos manejar la situación y la persona no tiene que tomar medicación por el resto de su vida. Lo que está pasando ahora es que esta gente es encerrada, drogada con la medicación y sus consecuentes efectos secundarios terribles. Muy común es el sobrepeso, pero lo peor es la diabetes y los problemas de corazón. En su casa tienen una cocina llena de pan, galletas, dulces, azú- car, cereales para el desayuno, etc. Abres la nevera y está llena de refrescos y leche procesada pasteurizada. Y esto es lo que comen todos los días y por eso no pueden recuperarse. Por eso es necesario cambiar su dieta para sanar su intestino. A un esquizofrénico le lleva varios años recuperarse totalmente y tiene que quedarse con la dieta GAPS para el resto de su vida. No puede volver nunca a su dieta anterior, pero puede vivir y conozco a muchos que están trabajando y pagando sus impuestos, casándose, mudándose, terminando la universidad, viviendo una vida normal.

Las raíces de la salud humana se encuentran en el intestino. El ser humano es como un árbol y las raíces son la microbiota intestinal. Si un árbol tiene las raíces débiles o enfermas no puede estar sano. En cambio, un árbol con buenas raíces siempre será un árbol sano.

 

Por Luis Antonio Lázaro

Entrevista publicada en la Revista Vivo Sano nº19

11 Jul, 2018 - Entrevistas Vivo Sano, Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

La consciencia, el estado de ánimo y los suplementos

11 Jul, 2018 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

Algunos terapeutas afirman que en gran parte la enfermedad es una manifestación de falta de consciencia. Éste es un gran tema de debate en la ciencia, especialmente en las neurociencias, pero lo que he podido comprender es que la consciencia es un fenómeno que requiere de tres aspectos: la memoria, un sistema de comunicación con el exterior o sistema de feedback que, en nuestro caso, son los sentidos y su conexión con el cerebro y, finalmente, requiere un componente de libre albedrio, es decir que no puede todo estar programado como lo sería un ordenador.

LAS TERAPIAS COMPLEMENTARIAS PUEDEN MEJORAR ASPECTOS DE LA CONSCIENCIA

Cuando se altera alguno de estos tres aspectos, la salud se ve afectada y disminuye la capacidad de adaptación. Gran parte de las enfermedades surgen al sobrepasarse la capacidad de adaptación del sistema (cuerpo) y, por tanto, su nivel de consciencia.

Incluso una bacteria tiene un porcentaje de consciencia, pero es una consciencia muy limitada. Con la aplicación de muchas terapias buscamos potenciar estos aspectos de la consciencia. Las células también tienen consciencia y memoria y podemos dialogar con ellas de muchas maneras. Desde el punto de vista de la fitoterapia, la consciencia adaptativa de las plantas es posible expresarla en un efecto terapéutico al tomarlas como suplementos.

La consciencia se puede entonces transferir y esto se puede comprobar en algunos casos de trasplantes de corazón, donde pueden existir cambios de consciencia en los receptores de este órgano, que solo se pueden explicar por la consciencia de las células cardiacas de la persona donante. Al final todo es información, el Universo es información.

Las terapias complementarias pueden mejorar aspectos de la consciencia. Por ejemplo, existen varias tecnologías de biorresonancia que captan estímulos electromagnéticos emitidos por el cuerpo y luego son enviados al mismo cuerpo. Esto hace que nuestro organismo tenga una mejor idea de lo que le está pasando y que de esta forma busque medidas correctivas de autosanación. Es como cuando te ves en el espejo y sabes que estás despeinado y solo así puedes activar los medios correctivos que, en este caso, sería buscar un cepillo y peinarte.

LAS EMOCIONES EN LA SALUD

El estatus emocional es otro aspecto vital en la salud. La calidad de las emociones está condicionada en gran parte por lo que nos pasa en la vida según el contexto de creencias, y así catalogamos lo que nos pasa como eventos buenos o malos. Como ejemplo, en algunas culturas se celebra la muerte, pero en la mayoría es un hecho percibido como catastrófico, y eso está condicionado por el código de creencias culturales. El contexto es el que dicta qué significa algo. Un vaso con agua en un desierto es muy preciado; sin embargo, ese mismo vaso al lado de un lago con agua potable hace que pierda valor.

Sin embargo, para poder saber con certeza absoluta si algo es bueno o malo, deberíamos saber todo lo que está pasando en el presente, saber todo lo que ha sucedido en el pasado y también tendríamos que tener una visión de futuro, hacia donde se dirige el Universo, y su propósito. Si existiera una consciencia que tuviera este contexto total, solo así se podría saber con total certeza si algo conviene (es bueno) o no conviene (es malo).

Estamos hablando de la consciencia de Dios, de la de todo el Universo, aunque los seres humanos tenemos la tendencia de ver las cosas desde un punto de vista antropomórfico, en términos humanos, y creo que ésta sería una consciencia inconcebible para nosotros.

Y esta creencia sirve en el ámbito terapéutico. Imaginemos que alguien tiene una enfermedad catastrófica, el nivel de sufrimiento emocional va estar en parte condicionado por sus creencias. Existen dos grandes formas de ver el mundo. Una, en la cual todo es un caos y donde nada tiene sentido, en la que después de la muerte no hay nada; y otra, en la que yo creo intuitivamente, donde hay un propósito, y aunque en el corto plazo no entendamos las conexiones de los hechos, en un contexto total hay un sentido que es positivo o trascendente.

LOS SUPLEMENTOS Y EL ESTADO DE ÁNIMO

En lugares con falta de luz solar, la vitamina D3 a dosis adecuadas puede favorecer estados de ánimo decaído. En países del norte de Europa se plantea la falta de esta vitamina como una fuente de depresión por la ausencia de luz solar. El magnesio puede ayudar a relajar los músculos y apoyar tratamientos de estados emocionales derivados del estrés. Las plantas adaptógenas son herramientas que en momentos puntuales nos pueden dar un soporte para mejorar estados de ánimo decaído, es el caso del hipérico o de la ashwagandha. Dentro del complejo B, la B6 es necesaria para producir serotonina, neurotransmisor relacionado con la alegría y con el sueño reparador. La valeriana sigue siendo una de las plantas preferidas para modular estados de estrés, sin presentar los efectos secundarios que pueden tener los fármacos. El omega 3 de pescado con sus componentes EPA y DHA también es esencial para que las neuronas funcionen adecuadamente. Pero, en general, además de los suplementos, una verdadera dieta mediterránea nos puede ayudar.

Cada vez nos encontramos en la consulta con más personas con problemas de falta de energía. Esto tiene como principal explicación el resultado del mundo industrializado con alimentos con baja nutricional, poco contacto con la naturaleza, la polución y el estrés. Para compensarlo podemos apoyarnos con el shilajit, un compuesto utilizado en la medicina ayurvédica que tiene múltiples minerales; el ubiquinol, que ayuda a las células a producir energía y, dentro de las plantas, los adaptógenos, como el ginseng, la rhodiola, etc.

Además de trabajar los aspectos ya nombrados dentro de los que incluiría el ejercicio físico y alguna práctica mente/ cuerpo, quisiera invitar a que busquemos propósitos nobles para todo lo que hacemos, especialmente importante para la gente joven, y así podamos dar sentido a las circunstancias que la vida nos está poniendo día a día. Esto favorecerá un estado emocional óptimo

JORGE ENRIQUE ANGEL. Medical Advisor Equisalud

Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº19

11 Jul, 2018 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

La terapia floral

28 May, 2018 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha utilizado las flores como el medio más cercano para relacionarse con la naturaleza. En todas las culturas, pero quizá más en la japonesa, estos símbolos han tenido una especial importancia ya que son un medio para poder observar la belleza.

En Japón existe una fiesta llamada Hanami que coincide con el esplendor de la flor del cerezo, muy relacionada con la cultura samurái y la filosofía sintoísta (la importancia de la unión con la naturaleza) y la budista (la existencia efímera), en el que la gente decide ir a parques y lugares públicos a observar la belleza de la flor de Sakura (cerezo). Si pensamos en otras culturas y en la nuestra propia, las flores nos acompañan a lo largo de la vida. En Méjico se realiza el altar de los muertos donde se conmemora a los fallecidos con comida y flores, en Rusia regalar flores tiene mucha importancia siempre que sea número impar ya que el par está reservado a los muertos, la ofrenda a los dioses o adornos.

Las flores nos rodean en nuestro día a día pero no solemos saber exactamente el poder curativo que tienen o cómo la belleza afecta a nuestro cuerpo.

Investigadores de la Universidad de Nueva York hicieron un experimento con voluntarios que vieron 109 imágenes de obras de arte de diferente índole, casi todas poco conocidas.

Posteriormente catalogaron cada una de ellas del 1 (puntuación más baja) al 4 (más alta), mientras se medía a través de Resonancia Magnética Funcional a cada uno de los participantes.

Los resultados de la puntuación mostraron pocas coincidencias en cuanto a la impresión que les causaban; sin embargo, la resonancia indicó que las mismas regiones cerebrales (occipital y temporal) se activaron sin importar la nota dada a la pintura, y en las obras que habían recibido un cuatro se produjeron actividades cerebrales adicionales propias de cada individuo, quizá por eso, cada persona siente la belleza de una manera determinada.

En Ikebana, el estudio del arte floral, la belleza de las flores, junto con el entusiasmo, la implicación y la minuciosidad a la hora de realizar un arreglo floral, nos aporta mejoras en nuestra salud mental y física. Si partimos de la estimulación del hemisferio derecho, el infantil e inconsciente, a través de la música, el arte o la naturaleza, lograremos una satisfacción emocional, donde predomina el sistema parasimpático que produce relajación frente al simpático que nos produce estrés.

Seguro que todos nos hemos planteado: ¿Por qué me siento bien en un bosque? ¿Qué es esa sensación tan agradable después de una tormenta o junto al mar bravo? La respuesta es sencilla: iones. La clorofla que emiten las flores durante el día, las gotas de agua en proceso de agitación emanan ioneis negativos cuyos efectos beneficiosos para el ser humano son múltiples: mejora de los procesos respiratorios, cardiacos y metabólicos, disminución de la ansiedad, mayor apetito sexual, recuperación de la memoria, analgesia, etc. La naturaleza nos rodea, nos cuida, nos proporciona placer y satisfacción, nos ayuda a mejorar nuestros procesos vitales y nosotros debemos responderle. En la Fundación Moa, que realiza cursos sobre arte floral, se le da mucha importancia a este dato, donde cuidar las flores es vital en nuestro propio proceso de curación. La terapia floral más básica consiste en:

  1. -Escoger lentamente una flor entre varias, como si realmente conectaramos con ella, dejando a ese cerebro de niño que escoja sin pensar en la que quedaría mejor en mi casa o dejándonos llevar por nuestros gustos en cuanto al color o al tipo se refiere. Que hable aquello que llamamos intuición.
  2. -La observación: cada parte, el color, la textura, el olor, sus diferentes perspectivas… ¿Qué partes realmente tiene mi flor? ¿A qué huele? ¿A qué me recuerda? La memoria olfativa es la que más recuerda y la que está más unida con nuestras emociones (aproximadamente un 75% de ellas están relacionadas con este sentido).
  3. -Como tercer paso escogeremos un florero entre varios, solo aquel en el que nuestra flor esté a gusto siguiendo los pasos del punto número 1. La colocaremos con cuidado y observaremos la composición durante unos minutos sintiendo si realmente la flor está contenta con el resultado.

Las ondas alfa son unas ondas cerebrales que se activan cuando el ser humano está en un estado de relajación total, corporal y mental, que producirán un aumento del sistema inmune y una mayor concentración. ¿Cómo conseguimos eso con las flores como terapia? Muy fácil: observando y apartando el tiempo. Vivimos un mundo de caos, lleno de electrones positivos (ordenadores, ondas electromagnéticas…) y donde nuestra única relación con la naturaleza es el árbol que nos cruzamos mientras miramos el reloj de camino al trabajo. Somos naturaleza y la necesitamos; una terapia que nos será útil y fácil para mejorar nuestra salud es la terapia floral.

Este proceso se expuso en el 11º Congreso de Medicina Alternativa, Complementaria y Tradicional de Japón y en el 7º Congreso de Medicina Integrativa de Japón sacando a la luz un estudio realizado sobre 112 personas, 39 con elevados niveles de estrés y 73 con bajo. Después de la terapia floral, se descubrió que los niveles de tensión, ira, fatiga en las personas que tenían altos niveles de estrés bajaron notablemente y que las que tenían niveles bajos demostraron resultados similares. En unos servía para paliar el estrés y en los otros como medicina preventiva.

Hay estudios de terapia floral en pacientes reumáticos o con Alzheimer que se encuentran en proceso de resultados concluyentes. ¿Qué es meditar? Según la RAE es: “Aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo”. Tanto la terapia floral, el yoga, el qigong, como la coherencia cardiaca, entre otros, son la propia definición de meditar. Terapias que nos ayudan a concentrarnos, a tomar consciencia de nuestro propio cuerpo y de nuestra respiración para poder entrar en contacto con nuestro yo interno. La respiración es la función visceral que seguirá actuando aunque no pensemos en ella y aquella que conecta el cerebro emocional con los órganos del cuerpo. Si unimos respiración y belleza, el matrimonio es una consolidada relación de armonía y paz. A mi parecer, el elemento más signifcativo de la terapia floral es la observación. En la Fundación Moa nos darán el primer día una hoja donde apuntaremos todo aquello bello que vemos en el día. Es curioso que nos tengan que poner deberes para eso, y quizá “curioso” no sea la palabra correcta para definirlo sino más bien triste.

Te haré unas últimas preguntas: ¿Eres una persona autómata? ¿O realmente te fijas por dónde vas? Porque quizá hay un árbol lleno de flores moradas en medio de un parque verde o ese día el sol se ha puesto de una manera especial. La terapia floral es belleza. Lo bello está en todas partes, en este caso las flores nos ayudan a apreciarlo y a parar el tiempo, a meditar, pero seguro que lo bello te rodea: mira a tu alrededor y fíjate en los pequeños detalles, escucha música que te llene, huele algo que te transporte, observa lo que te rodea, y tómate el tiempo necesario para sentirlo. Tu cuerpo y tu mente se harán uno y te sentirás más pleno. Para un momento, y respira, mientras prestas atención a tu respiración y miras algo que te resulte agradable, desecha lo negativo. Eso es meditar.

Abre los ojos y no te cierres, porque la vida es eso, paz, belleza, sentimiento de plenitud, amor, emoción, felicidad. Búscala, porque está en todas partes, solo tienes que mirar con ojos optimistas.

ALEJANDRA TINAO GONZALVO. Enfermera de CMI

Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº8

28 May, 2018 - Medicina integrativa y terapias complementarias, Persona sana, Revista

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