La sonosintergia es una modalidad de la sintergética que estudia y aplica las audiofrecuencias, sonidos específicos (sinusoidales o armónicamente complejos), la concatenación de sonidos (frases melódicas no necesariamente musicales) o de acordes (consonantes, disonantes o en clusters multifrecuenciales), como parte del proceso de diagnóstico y sintonización (tratamiento) del organismo.
La aplicación de frecuencias específicas en sonosintergia toma en cuenta la ventana biológica generada por el punto sensible (sintopía) a dicha frecuencia, el momento adecuado y la duración del estímulo (sincronía), la frecuencia o frecuencias correctas (sintonía), así como el propósito evolutivo y de aprendizaje que subyace a la experiencia del paciente (sintropía). Big Bang, Om, Sonido primordial, Vak, Logos, eco primigenio registrado por radiotelescopios orientados hacia los confines del universo, impronta vibracional, presente y activa desde el momento en el que la Singularidad Original, Punto de Volumen Cero y Densidad Infinita, que precedió a la manifestación de lo que existe y tras cuya explosión se convierte en el universo que conocemos; es decir, multiplicidad en continua expansión.
El sonido, a lo largo y ancho del planeta, entretejido en la urdimbre de los mitos creacionistas de las tradiciones sagradas de la humanidad, y reconocido por la astrofísica moderna, se erige como el elemento original (origen), creador, motor esencial y sostén de la creación.
- Musicoterapia. Utilización de la música o sus elementos, a nivel individual o grupal, con fines educativos o terapéuticos. (Federación Mundial de Musicoterapia).
- Sonoterapia. Utilización terapéutica de sonidos individuales o combinados (recientemente, el término se ha utilizado principalmente con relación a la utilización de cuencos, campanas tubulares o sonajeros como inductores de estados de relajación y expansión de la consciencia para facilitar la reflexión, la autoobservación y la comprensión profunda).
- Audiofrecuencias. Rango del espectro audible por el ser humano, comprendido entre los 20 y los 20000 ciclos por segundo (hercios). Por encima de este rango se consideran ultrasonidos, e infrasonidos por debajo de él.
NADA BRAHMA. EL ESPACIO (EL UNIVERSO) ES SONIDO. SHATAPATHA BRAHMANA
En el ámbito de la sintergética el sonido es reconocido como el soporte de la vida, como eje fundamental de múltiples aproximaciones terapéuticas articuladas en constelaciones frecuenciales ordenadas que rítmicamente pulsan y se comunican, sosteniendo y organizando la estructura de la vida, transfiriendo y anclando información, facilitando la resolución de barreras y obstáculos a la terapia, reconstruyendo y recreando constantemente la integridad de la red bioplásmica de todo organismo vivo.
LOS RITMOS DE LA VIDA
Cada átomo es escenario de una danza constante, de un movimiento rítmico, frecuencial, en el que la circulación y el continuo salto de nivel de los electrones se acompasa con el pulsar de protones, neutrinos y partículas subatómicas que responden desde el núcleo al movimiento constante de la nube activa que los rodea. En cada molécula esa danza se vuelve compleja y se enriquece con nuevas y variadas cadencias. En cada tejido, en cada órgano, la sinfonía de la vida va creando una estructura de complejidad creciente que integra en un movimiento armónico multimodal, las improntas frecuenciales de cada átomo, de cada elemento, de cada molécula, de cada tejido con el fin de ser capaz de vehicular, eventualmente, el vasto movimiento de la consciencia.
EN EL PRINCIPIO ERA EL VERBO Y EL VERBO ESTABA CON DIOS Y EL VERBO ERA DIOS Y NADA SIN ÉL FUE HECHO». EVANGELIO DE SAN JUAN
Esa vibración, que es estructura, que es esencia de la sagrada materia, se convierte en información que, de manera inteligente y ordenada, desde el paradigma sintergético, utilizamos como lenguaje terapéutico, instrumento de diálogo permanente con el organismo y sus procesos adaptativos de salud y enfermedad.
A nivel experimental, mientras que la musicoterapia cuenta con una gran cantidad de estudios y publicaciones que evalúan su eficacia y pertinencia en diferentes entornos terapéuticos, la sonoterapia y la utilización de frecuencias específicas, tienen hasta la fecha menor validación científica.
En este punto cabe resaltar la esperanzadora evidencia experimental de la utilización de sonidos y luces pulsadas a 40 hercios (Hz) y sus efectos como inductor de la disminución de los depósitos de amiloide en ratones y humanos con alzhéimer. Esta frecuencia en particular ha sido utilizada por la sintergética desde hace varios años en múltiples contextos terapéuticos como estimulante de la radiación talámica.
También son dignas de mención las investigaciones de Fritz Albert Popp y la presencia del efecto fotón/fonón como base de la comunicación intercelular en todos los sistemas biológicos. Popp llegó a afirmar que las frecuencias con mayor impacto biológico se encuentran en el rango de las audiofrecuencias (capaces de ser escuchadas y producidas por el ser humano). Este modelo de comunicación y regulación intercelular es la base de muchos procesos y aproximaciones diagnósticas y terapéuticas desde la sintergética.
EL SONIDO EN LAS TRADICIONES SAGRADAS
¿Por qué muchas de las tradiciones sagradas de la humanidad, sin relaciones geográficas o culturales entre sí, hablan del sonido y de la palabra como agentes creadores, manifestadores y sustentadores del universo?
El sonido es el vehículo a través del cual la divinidad trascendente crea, manifiesta lo que existe y se vuelve inmanente. Existen muchísimos ejemplos: desde la tradición judeocristiana (Génesis, Evangelio de San Juan), pasando por la cosmogonía Hopi en la que la Mujer Araña crea y mantiene integrado el universo en el tejido que forma con su canción creadora. También lo vemos en el Popol Vuh en el que los antiguos mayas nos cuentan que los primeros seres humanos recibieron la vida por medio del influjo de la palabra, o en una de las leyendas de la mitología egipcia en la que Thot creó el universo sólo con su voz. Los aborígenes australianos afirman que todo lo que existe en el universo depende de sus linajes de canciones, melodías esenciales, que fueron responsables de traer las cosas y los seres vivos a la existencia y de mantenerlos.
El Om hindú se considera el sonido primordial, también creador y sostén del universo, originado en el momento en el que el huevo cósmico primordial (singularidad) se expande vertiginosamente hacia la manifestación. Y ese Om, resuena permanentemente en el cosmos manteniendo su integridad y garantizando su continua evolución. Esa antigua concepción de huevo cósmico (4000 a. C.) de Bindu, punto de condensación de la potencialidad total del universo que en un instante surge explosivamente en manifestación para retornar, millones de años después, a su compacto estado de silencio, se asemeja muchísimo a los relatos de la cosmogonía moderna que sitúa al Big Bang (Gran Sonido), en el origen mismo de un universo en expansión que, justo antes del Big Bang, se encontraba confinado en un minúsculo espacio (singularidad), que se expande durante millones de años y que retornará, en algún momento (Big Crunch), a su estado condensado. La cosmogonía moderna también nos dice que ese sonido primordial aún se encuentra resonando en los confines del cosmos y es… “audible”.
Las grandes religiones antiguas y la gran religión moderna, la ciencia, reconocen al sonido en el origen mismo de la creación, y como una manifestación presente de manera constante en cada átomo, en cada manifestación existente en el universo: “Todo vibra”, dice el Kibalión.
SI ESTUDIAMOS LAS DIVERSAS COSMOLOGÍAS DEL MUNDO, VEREMOS QUE EL PROCESO DE CREACIÓN SE LLEVÓ A CABO POR MEDIO DEL SONIDO». TRATADO SOBRE EL FUEGO CÓSMICO.
VOZ, HUMANIZACIÓN, DESARROLLO EMBRIONARIO E INERVACIÓN
¿Por qué los órganos del lenguaje son los que mayor inervación por área y los que mayor representación cortical relativa a su tamaño tienen en el ser humano? y ¿por qué son precisamente el desarrollo del lenguaje, del uso del sonido y del uso de la palabra asociado al uso de las manos los agentes evolutivos principales del proceso de humanización una vez tuvo lugar la verticalización de nuestros ancestros primates?
El órgano de Corti, en el oído interno, responsable de la decodificación frecuencial de los sonidos, es el órgano sensorial que mayor inervación tiene por área, y los músculos de la fonación, la lengua y los pequeños músculos de la laringe, son los que mayor densidad de inervación motora presentan por área. A nivel sensitivo y motriz, el humúnculo parietal y el humúnculo frontal, también nos muestran que su representación es la más grande en relación a su tamaño real.
¿Qué quiere decir esto? Muy sencillo. Que la información proveniente del oído interno es considerada por el cerebro como la más importante, y el control motriz de los órganos de la fonación, el que mayor precisión requiere. Pero ¿para qué?: el fin último de la vida en el ser humano, la evolución de la consciencia.
Además de la audición, el oído interno es el asiento de la función del equilibrio y contiene la representación de las tres direcciones del espacio (Phi 3) en forma de tres círculos, los canales semicirculares.
SONIDO Y TRASCENDENCIA
La evolución humana ha localizado el área en la que se procesan los sonidos, principalmente el lenguaje (Área de Wernicke, lóbulo temporal derecho), justo al lado del área que se activa en los estados de contemplación mística y éxtasis.
LA ESENCIA DEL HOMBRE ES EL LENGUAJE, LA ESENCIA DEL LENGUAJE ES EL CONOCIMIENTO SAGRADO, LA ESENCIAL DEL CONOCIMIENTO SAGRADO SON LOS VEDAS, LA ESENCIA DE LOS VEDAS ES EL SONIDO, LA ESENCIA DEL SONIDO ES AUM». KHANDOGYA UPANISHAD
En la mayor parte de las religiones, en los textos sagrados y en los relatos de místicos y santos, la divinidad “habla”, se expresa en intuiciones, muchísimas veces más que las veces en las que se expresa a través de “visiones”. En el libro sagrado de la gran tradición judeocristiana, La Biblia, es muy frecuente la frase: “Y Dios dijo…”.
En esta asociación geográfica relacionada con el lóbulo temporal derecho, se basa la posibilidad de desencadenar estados expandidos o alterados de consciencia que tiene la música diseñada adecuadamente para tales fines y que es conocida desde tiempos inmemoriales por múltiples culturas a lo largo y ancho del planeta. En ella también se basa el poder que tiene la palabra sensible e inspirada como instrumento de transformación terapéutica.
SONIDO Y ESTRUCTURA DEL MUNDO NATURAL
Las leyes de la armonía musical, presentes de manera “natural” en la estructura misma del sonido, manifiestan las mismas relaciones numéricas que invocan las principales cosmogonías de las culturas ancestrales del planeta, las mismas relaciones numéricas que permiten la configuración de la tabla periódica de los elementos, la comprensión de los movimientos energéticos, “quantums”, que suceden a nivel subatómico.
Esas mismas leyes determinan la comprensión y percepción de la belleza, de la proporción, la geometría sagrada y energética y, a nivel estético, determinan la percepción que tenemos de la belleza como valor en el mundo natural y en las creaciones humanas con esa función que Platón, en el Timeo y en otros de sus diálogos, atribuye al arte y a la belleza cuando afirma que “existen para abrir el corazón”.
SONIDO Y CONVIVENCIA ARMÓNICA
¿Por qué los animales que favorecen el sentido de la escucha, tienen más armonía social y están más orientados hacia la colaboración entre grandes poblaciones que los animales que favorecen la vista (cazadores, depredadores)? En psicología sabemos que las personas visuales, y las que se orientan hacia una “visión”, tienden a ser más individualistas o a representar intereses menos sensibles a las necesidades generales de un grupo amplio, de una sociedad, que las personas orientadas auditivamente, las cuales “saben escuchar” y son capaces de sintetizar contextos divergentes.
La visión se “enfoca” en un área bastante reducida del espacio, mientras que la escucha nos convierte en el centro de una esfera receptiva capaz de recibir impresiones sonoras de todas las direcciones de ese espacio que habitamos, y aún desde el interior mismo de nuestro ser. La visión nos da dirección. La escucha, integralidad. Además, el sonido y la música pueden combinarse estética y terapéuticamente con otras artes y saberes para generar espacios sanadores, transformadores, generadores de convivencia armónica.
DR. JUAN JOSÉ LOPERA
Artículo publicado en la Revista Vivo Sano nº 25